Ya es sabido que la «preocupación» del gobierno por una educación de calidad ha proporcionado una nueva normativa conocida como la LOMCE, fuente de multitud de protestas, huelgas y manifestaciones. Reforma que si para el Gobierno del PP intenta garantizar y mejorar la calidad educativa, lo hace confrontando y anulando gran cantidad de derechos como el expresado en el art 27 de la Constitución, el cual nos habla del derecho de todas y todos a la educación, o el artículo 14 que se centra en el principio de igualdad.

Es una reforma que nos hace echar la vista atrás, pues se asemeja a épocas pasadas que algunas y algunos parecen recordar con melancolía.  Una ley claramente segregadora al abrir a partir de los 13 años vías selectivas que suprimen la formación común en la etapa obligatoria, atentando contra la igualdad real de oportunidades. Una educación que pretende fomentar la competitividad entre los centros y su especialización (incluso por «tipología de alumnado»), estableciendo clasificaciones según resultados en rankings. Una reforma que favorecerá los conciertos a centros que segregan por nivel socioeconómico, procedencia, cultura, ideología o sexo. Lo cual perjudica no sólo a la Educación sino a toda la sociedad que necesita de un Sistema Educativo integrador, al servicio de todo el alumnado. Es una reforma retrograda, adoctrinadora,  y sin carácter psicopedagógico alguno como puede apreciarse tras los cambios y supresiones de ciertas asignaturas como educación plástica y visual o tecnología, materias que han demostrado su importancia en el desarrollo integral del alumnado. Así como la supresión de «educación ético cívica» por lo que privarán al alumnado de tratar cuestiones morales desde una perspectiva laica.

A esta normativa de «Wertgüenza» y con el pretexto de la crisis hay que sumar los desmesurados recortes que se están aplicando en el ámbito de la educación pública en sus diferentes etapas y  modalidades de enseñanza. Despiden docentes, aumentan su carga lectiva, desatienden la diversidad y atentan contra el derecho a la formación del profesorado. Todo ello evidencia la preocupación del PP por sentar las bases para empobrecer, desacreditar, entorpecer y denigrar hasta llevar a la muerte a la educación pública.

La realidad de los centros es cada vez más frustrante para toda la comunidad educativa. La Conselleria sigue adeudando a los centros dinero para su funcionamiento, las plazas vacantes y las bajas de profesorado siguen sin cubrirse. Existen centros en nuestro municipio en los que aún no se ha incorporado todo el profesorado, y en consecuencia aulas enteras sin poder ser atendidas, mientras miles de profesionales están esperando empezar a trabajar. Las familias cada vez tienen menos recursos y más gastos pero se les niegan becas de comedor, de libros, de transporte y tienen que llevar a sus hijos a colegios masificados. Estas familias son conscientes de la masacre a la educación pública de sus hijos e hijas mientras tienen que observan como el gobierno protege y potencia la enseñanza privada concertada de una minoría.
Lamentable y frustrante es comprobar cómo a cierta empresa privada se le regalara suelo público en nuestra Comarca y en contraposición, justo enfrente siguen existiendo barracones como los del CEIP Villar Palasí, infraestructuras en mal estado,  incluso casos de Legionela y otras que ni siquiera han llegado a construirse. Todo ello justificado en la falta de recursos. Recursos que no tienen en cuenta a la hora de regalar suelo público de toda la ciudadanía y que si encuentran para beneficiar y  garantizar su escala de prioridades.

Más vergonzoso es aún si cabe que la empresa que goza de este suelo público tanto en nuestro municipio como en el municipio vecino, alardeé de sus nuevas y fantásticas instalaciones, del uso de las nuevas tecnologías, de sus magnificas aulas con pizarras digitales, proyectores interactivos, de su departamento de innovación pedagógica y de grupos reducidos que facilitan la enseñanza personalizada y adaptada a cada uno de los alumnos/as (según el centro). En contraposición tenemos que aguantar que los centros públicos de nuestra localidad se masifiquen cada día más y carezcan incluso de materiales básicos y necesarios para el desarrollo de la actividad educativa, e incluso se les pidan esfuerzos a las familias para que aporten materiales tan básicos como papel higiénico o jabón.

Esta realidad es la que muestra la apuesta educativa del PP, su lucha por la calidad. Les interesa más regalar suelo público para empresas privadas, dar becas para los comedores de secundaria de centros concertados, ampliar los conciertos, también en los tramos educativos no obligatorios y con los colegios que segregan por sexo, mientras destrozan la capacidad de la red pública como pilar del sistema educativo con sus recortes,  impagos y segregando en función de resultados. Esta es la apuesta y preocupación del PP por la educación; fomentar una educación elitista, segregadora, homogeneizadora, sexista y adoctrinada que quizá defina el término calidad bajo su ideología, pero desde luego no desde la mía.