El mismo día que se anunciaba la Fumata Blanca y la práctica totalidad de los medios de comunicación, en eternas tertulias, discutían sobre la bondad del nuevo Papa, se producía en el más absolutos de los silencios informativos, el rechazo en el Congreso de los Diputados por parte del PP, PSOE, CiU y UPyD de la iniciativa de Izquierda Unida para auditar la deuda pública que pretendía el rechazo del pago de la parte ilegitima, al igual que hiciera Rafael Correa en Ecuador o la propia Islandia, donde los ciudadanos/as se negaron a pagar las tropelías de la banca.
El pago de la deuda se esta convirtiendo en el caballo de batalla y regla de oro del Gobierno del PP, hasta el punto de modificar las Constitución Española —con la inestimable colaboración del PSOE— priorizando el pago a los bancos Alemanes y Franceses principalmente, por encima de la sanidad, la educación, las pensiones...

 Es importante destacar esta votación porque cuando se cuestionan los pilares que sostienen el modelo imperante, las Santas Alianzas surgen de forma natural para impedir el cuestionamiento de determinadas políticas económicas y sociales. Y de Santas Alianzas y de políticas entorno a la deuda externa debería saber mucho Jorge Mario Bergoglio –el nuevo Papa— ya que  América Latina fue el laboratorio donde la doctrina Neoliberal experimentó, bajo las directrices de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, los Planes de Ajuste Estructural que condenaron  a la miseria a gran parte de la población, convirtiendo la deuda externa en un instrumento de dominación y neo-colonialismo. Hoy bajo el paraguas de la Troika en nuestro país se esta reproduciendo y aplicando las mismas recetas  con el objetivo de reducir el Estado a un papel puramente de control —Ordoliberalismo— y represión así como de ejecutor de la desregulaciones necesarias para la acumulación de capital y beneficios por parte de unos pocos.

Acabo de leer  los vínculos entre el nuevo Papa Bergoglio con la Junta Militar del dictador Videla, ocultando la complicidad del Episcopado Argentino con la Junta Militar, según las investigaciones realizadas por el periodista Horacio Verbitski. El periodista hace referencia a la transcripción de Bergoglio de un memorándum sobre una reunión en 1976 mantenida para aclarar la posición de la iglesia en el golpe militar, según la cual, el Pontífice suprime el concepto central de la reunión entre la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina con la Junta Militar y que decía literalmente que «de ninguna manera pretendemos plantear una posición de critica a la acción de gobierno» dado que «un fracaso llevaría, con mucha probabilidad, al marxismo», por lo tanto «acompañamos al actual proceso de reorganización del País». El documento al que hace referencia el periódico digital “Publico” expresa de forma explicita la «comprensión, adhesión y aceptación» episcopal de ese  «proceso emprendido y encabezado por las Fuerzas Armadas».

Curiosamente se produce en estos momentos una confluencia de intereses a destacar. Por una parte la obsesión de pagar una deuda en Europa generada principalmente por los bancos y las grandes empresas, fortaleciendo los intereses del capital —deuda imposible de pagar—, y por otra parte nos encontramos con la elección del nuevo Pontifice argentino crítico con el aborto y el matrimonio homosexual, que testificó en el juicio por crimenes contra lesa humanidad cometidos en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), como se conoce al mayor centro clandestino de detenciones y torturas del régimen militar argentino.

Esto en una América Latina que esta despertando como anunciara Eduardo Galeano, con experiencias de recuperación de la dignidad y los derechos colectivos de los pueblos como esta ocurriendo en Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela... y esto ante una Europa profundamente conservadora . ¿Quizás las intenciones sean  recuperar a través de la creación de un nuevo referente enmarcado en la fe, una América Latina que durante años tuvo las venas abiertas y ahora esta cerrando heridas?.