Begoña Cortijo Garnes, secretaria comarcal de CC.OO.
–¿Qué motivaciones tiene una mujer que es funcionaria de profesión, con un horario cómodo a meterse en este maremagnum de la dirección de un sindicato intercomarcal que tienen varios miles de personas afiliadas?
–El horario como educadora social en Servicios Sociales del Ayuntamiento es más cómodo pero creo que también es cuestión de que tu trabajo te apasione. Cuando algo te gusta realmente no mides el esfuerzo que estás dando. Si fuera por lo que te pagan o por cumplir un horario, la verdad es que sería muy difícil llevar esta carga.
–No se puede pasar por alto que asumió la responsabilidad de la Secretaria General Intercomarcal en plena crisis. ¿Por qué lo hizo? ¿Quizá por aquello de que las mujeres tenemos que demostrar que estamos a la altura de las circunstancias?
–No sé si realmente es porque por el hecho de ser mujer tengamos que demostrar algo. Yo no lo veo así. Curiosamente parece que seamos más débiles, pero en momentos de mucha responsabilidad creo que somos capaces de asumir el compromiso. En mi caso, cuando empecé a hablar de la posibilidad de presentar la candidatura ya empezaba a apuntar la crisis pero no era, ni por asomo, lo que empezó a partir del mes de noviembre. Aún así, hubiera seguido hacia adelante.
–¿Qué condición indespensable cree que se necesita para llevar a cabo su trabajo?
–Creo que para trabajar de sindicalista tiene que apasionarte, sino no serías capaz de hacerlo. Dar tantas horas, llevarte tantas preocupaciones a casa, asumir, a veces momentos duros y difíciles, si no es porqué realmente te gusta lo que estás haciendo y disfrutas, no compensaría. Es como tener hijos que los tienes a pesar del trabajo que comportan porque al final hay una compensación.
–¿Cómo se siente una dirigente sindical cuando no se consiguen los objetivos que persiguen los trabajadores en una negociación?
–Tienes que tener una parte importante de militancia y que te apasione, que te guste y que realmente te lo creas, porque es duro. Es duro ver los dramas de los trabajadores que vienen al sindicato. Detrás de cada despido hay una familia y unos problemas y vienen con situaciones muy complejas y problemas graves. Los trabajadores que vienen están muy hundidos y su impotencia hace que te trasmitan su angustia. Para soportar todo eso, realmente te tiene que gustar este trabajo, un poco de justicia social y poder así, continuar soportando toda esta carga.
–¿Esta contenta con su cargo o se siente como los participantes de aquel concurso de TV. que se llamaba, «si lo sé no vengo»?
–Estoy muy contenta. La verdad, hay momentos que realmente se ha hecho muy duro. Estos meses han sido realmente –no digo los más duros– pero comparado con otras cosas que he hecho en mi vida, han sido muy intensos.
Aunque, es verdad, que en momentos determinados este trabajo es muy pesado, no me arrepiento de haber tomado esta decisión. Cuando yo entré, además de dispararse la crisis, hubo cambios internos, cambios externos y hemos tenido días con jornadas completas de 14 horas y toda la semana. Pero gracias a un gran equipo que jamás te deja sola y que te enseña todo lo necesario, vas aprendiendo a la vez que vas solucionando problemas.
–¿Se siente respaldada por sus compañeros de la Ejecutiva en sus tareas sindicales? Porque por la etapa de crisis (ERES, despidos) en la que ha asumido la dirección sindical da la impresión que le ha tocado ir aprendiendo sobre la marcha.
–Muchísimo. No podría haber soportado durante todos estos meses esta situación si no fuera porque realmente aquí –a parte del equipo de la Unión Intercomarcal– la Ejecutiva está unida. Además, en momentos en que hemos encontrado dificultades, todo el mundo ha aportado todo lo posible para que las cosas salieran adelante. En ningún momento me he sentido sola, sino todo lo contrario, me han enseñado muchísimo.
–¿Qué valoración hace a nivel global de la situación del empleo?
En estos meses, hemos visto un exceso de utilización de los expedientes de regularización de empleo, sobre todo en las grandes empresas. Como consecuencia de los ERES, las pequeñas y medianas empresas que trabajan para las grandes, al ver recortes en estas últimas, lo que han hecho es eliminar plantilla y contratar eventuales cuando han vuelto a la producción. Esto ha provocado un deterioro en la calidad del empleo. Además, los ERES se están utilizando en período de vacaciones, como Navidad y verano, para disminuir las protestas. Por su parte, las empresas están consiguiendo flexibilidad gratuita, cambiando condiciones laborales favorables que se han tardado años en conseguir.
¿Y a nivel comarcal?
Ha sido una situación muy dramática con más de 7.000 parados en la comarca. Estamos muy vinculadas a las empresas del automóvil y de la construcción pero insistimos que es necesario impulsar proyectos, como Parc Sagunt para que el tejido industrial vaya recuperándose. Además, también consideramos necesario que se reactiven otros sectores. El proyecto de remodelación de Costa, –que puede reactivar la hostelería, el turismo y comercio–, el Campus de las Artes Escénicas y la recuperación del patrimonio histórico-industrial ayudarían a diversificar la economía de la zona, evitando que todo dependiera del cultivo y de los sectores energéticos del municipio.
