Fermín alcanzando la línea de meta en Madrid
Fermín Galván fue uno de los 25 atletas de los 102 participantes que finalizaron los 100 kilómetros pedestres de Madrid. Las condiciones meteorológicas adversas, que se centraron en el intenso calor que sacudió la carrera hacia el mediodía, causaron múltiples abandonos por lipotimias, hipoglucemias, deshidrataciones y golpes de calor.
El propio ultrafondista del Cafeterías William explica que «hacía un calor asfixiante, con una ligera brisa de poniente seco que hacía más duras las pesadas cuestas del circuito, donde el asfalto ardía y se sentía el olor a goma recalentada de los neumáticos de los coches».
En cualquier caso, el porteño acabó la carrera doblemente satisfecho por «terminar la prueba y rebajar en 4 minutos mi mejor registro hasta situarlo en 9 horas, 42 minutos y 59 segundos». Este tiempo le permitió ser decimoquinto de la general y segundo en la categoría de M-50.
Después de este enorme esfuerzo, «ahora toca descansar unos días y empezar a entrenar por el Garbí para preparar la Subida Granada Pico Veleta», asegura Galván.
Además de la preparación acorde a la carrera que se afronta, una buena alimentación y zapatillas, el secreto de Fermín para resistir el exigente ritmo de su temporada de ultrafondo está «en los masajes de descarga unos días antes de las carreras».
En este sentido, el atleta porteño quiere agradecer la labor de «mi compañero de trabajo y fisioterapeuta personal» Rafa Cisternas del Hospital Clínico de Valencia.
