La Glorieta de Algimia de Alfara ofrecía el pasado domingo una estampa inusual: más de un centenar de encajeras daba rienda suelta a su creatividad con el hilo y la aguja bajo los árboles de esta amplia avenida. Eran las bolilleras que participaban en la IV Trobada de Algímia, organizada un año más por la Associació Dones d'Algímia en colaboración con el Ayuntamiento con el objetivo de promocionar y conservar una tradición artesana con gran arraigo en el municipio.
La pasión por este arte es tan fuerte que las asistentes, procedentes de distintos municipios de la Comunidad Valenciana, no dudan en abandonar la pereza dominguera para acudir a su cita con las manualidades en cualquier rincón de nuestra geografía. "Cada domingo vamos a un pueblo y desde la primera edición hemos venido a Algimia", comentó Yolanda Fort, de Puçol, que estaba acompañada de su hija Patricia, de 8 años, quien aprendió a hacer bolillos con apenas 5 años. De hecho, la concejala Pilar Esteve, explicó que "la demanda de participación es elevada y siempre nos vemos obligados a poner un límite para no vernos desbordados, por ejemplo en caso de inclemencias meteorológicas que nos obliguen a trasladar el encuentro a un espacio cubierto con menor capacidad". En esta ocasión, aunque se hizo al aire libre, el límite se estableció en 110 personas, dado que es el aforo del auditorio municipal, espacio al que se hubiera trasladado a los asistentes de ser necesario.
El encuentro dio comienzo a las 10 horas con el acto de inauguración. Las asistentes pasaron a ocupar sus sillas para ponerse manos a la obra hasta las 11 de la mañana cuando hubo una pausa para recuperar fuerzas con el almuerzo que a las ocho de la mañana ya estaban preparando algunas de las mujeres de la Associació de Dones y las concejalas del equipo de gobierno. A las 12.30 horas se procedió a la entrega de un obsequio a cada una de las asistentes y el alcalde, Paco Salt, fue el encargado de cerrar el evento con unas palabras de agradecimiento a todas las participantes.
La ocasión sirvió, además, para exponer diferentes trabajos realizados por las encajeras locales: abanicos, tapetes, puntillas, zapatillas..., así como originales aderezos para un evento especial como pulseras o anillos de encaje. "Esperemos que podamos organizar este encuentro durante muchos años más para mantener viva una tradición que, en ocasiones, pasa de madres a hijas", señaló Esteve. Y aunque la presencia masculina en este tipo de actos es aún minoritaria, lo cierto es que algún que otro hombre se dejó ver el domingo por Algimia demostrando que ellos también pueden.
