Los ediles del grupo socialista en el último pleno
Prosiguen los ediles socialistas, en la misma línea de argumentación, afirmando que la actitud «déspota y dictatorial» del alcalde fue la causa, al inicio del 2009, de la «decisión de abandonar la concejalía de Policía, tras la desautorización pública a la que fue sometida, Leonor Murciano en Pleno municipal. En este caso, no pasó de ahí, pero supuso un toque de atención en toda regla. El alcalde no debió de entenderlo así, pues poco tiempo después vinieron las discrepancias con otra concejal de su equipo, la señora Maria Teresa Peris, hoy aún en baja médica, y a la que Castelló retiró todas sus delegaciones. Ahora, le ha tocado el turno Vicente Vayá, su paciencia parece haberse agotado. Sin duda, el recurrente «dimito por razones personales» esconde el cansancio y hartazgo de un hombre que ha decidido no aguantar más a un alcalde que lo utilizó para ganar unas elecciones, pero que nunca le dio el reconocimiento que se merecía».
Para los miembros del PSOE en el consistorio saguntino, lo de Vayá se veía veir desde el principio de la legislatura y lo expresan así: «Tras las elecciones, pocos días hicieron falta para comprobar que el número dos de la lista del PP, Vicente Vayá, no pintaba nada para Castelló en esta nueva legislatura. Se le relegó a la cuarta Tenencia de Alcaldía, se le intentó apartar de la Junta de Gobierno con motivo del pacto con SP y, todos hemos podido comprobar, a lo largo de estos años, el escaso o nulo apoyo que ha tenido del alcalde en las actividades culturales desarrolladas. Sin duda, la gota que ha colmado el vaso, y que muy probablemente haya desembocado en la decisión que ha tomado, ha sido el ninguneo de la Generalitat Valenciana a nuestro festival de teatro, Sagunt a Escena, y la actitud cómplice y sumisa del alcalde».
El Grupo municipal Socialista, lamenta que el concejal de cultura, Vicente Vayá se haya visto «obligado a tomar esta decisión» porque, en todo caso, apuntan, «quien sobra en la política municipal no son personas como él, sino aquellas que, como el alcalde, con sus actitudes degradan la democracia».
