Ciudad

El mercadillo del paseo marítimo del Puerto volvió a ser el tema estrella durante la celebración del pleno ordinario del Ayuntamiento de Sagunto que sirvió para cerrar el curso político. El debate sobre este asunto se inició con varias intervenciones desde el público en las que los vendedores reiteraron los argumentos por los que vienen demandando la reubicación de los puestos al mismo enclave donde venían desarrollando su actividad durante los últimos años.

 

Éstos preguntaron si se iban a tener en cuenta las 6.000 firmas recogidas de paseantes durante las últimas semanas en apoyo de sus reivindicaciones, al tiempo que expresaron su opinión sobre la facilidad de aprobar la medida e insistieron en la ruina que está suponiendo para ellos el nuevo emplazamiento impuesto por el equipo de gobierno en la zona del pantalán del paseo marítimo.

 

El turno de intervenciones políticas lo abrió Quico Fernández como ponente de la moción. El nacionalista denunció la "unilateralidad" de esta medida de reubicar el mercadillo en una zona "degradada" donde proliferan "los mosquitos, las inundaciones y el viento", aseguró el concejal del Bloc.

 

López-Egea, por su parte, llamó la atención sobre los argumentos cambiantes que ha venido utilizando el gobierno popular segregacionista para justificar el cambio de ubicación. "Primero fue la intención de revitalizar esa zona y, luego responsabilizaron a Costas", aseguró el concejal de EU. Su compañero, Paco Aguilar, lamentó "las trabas que pone el Ayuntamiento a los comerciantes, que han visto reducida sus ventas en un 90%". 

 

En su turno, la socialista Gloria Calero llamó la atención sobre el perjuicio que se está provocando a 30 familias, que "hay días que no sacan más de 20 euros". La ex alcaldesa manifestó que el principal problema para el cambio de ubicación es la cabezonería del equipo de gobierno.

 

La concejala de Mercados, Concha Peláez, intentó defenderse de los ataques asegurando que esta medida se adoptó para que la congestión que se producía en la zona de anterior ubicación del mercado "no molestase a los vecinos y éstos pudieran pasear tranquilamente utilizando los bancos". La necesidad de un pasillo para permitir el paso de vehículos de emergencia fue la excusa previa antes de asegurar que un cambio de emplazamiento "implicaría iniciar nuevamente el proceso de licitación en la adjudicación de paradas, por lo que se nos escaparía el verano".

 

Cuando parecía que Quico Fernández cerraba el debate acusando al gobierno municipal de "prepotencia, autoritarismo, cobardía y falta de humanidad", el alcalde, Alfredo Castelló, sacó a la luz un informe del secretario municipal en el que desaconsejaba la reubicación de las paradas por la ilegalidad en la que se incurriría si no se iniciaba el proceso de licitación.

 

Castelló leyó este dictamen que reflejaba los requisitos para recuperar el emplazamiento de otros años: "los 44 licitadores que se quedaron fuera deberían renunciar y, al ser en otro sitio, existe la posibilidad que otros vendedores que no habían concurrido al proceso, sí quisieran hacerlo en el nuevo espacio".

 

En este punto, Gloria Calero denunció la vulneración de los derechos de los concejales de la oposición por parte del secretario al no facilitarles este informe. Entre cruce de insultos como "sinvergüenzas o golfos", el gobierno rechazó la moción e hizo inútil los votos favorable de la oposición.