Tal y como ya adelantó ayer este periódico, el pasado lunes se reunió el alcalde de la ciudad, Francesc Fernández, y el concejal de Urbanismo, Pablo Abelleira, con los responsables de la Demarcación de Costas de Valencia. Según ha informado esta mañana el alcalde de Sagunto en rueda de prensa, esta reunión tenía como objeto abordar las diferentes problemáticas que tiene un municipio como Sagunto, al contar con varios kilómetros de fachada marítima.
Malecón y paseo marítimo
Uno de los asuntos tratados ha sido el del malecón de Sierra Menera, que como es conocido, una sentencia judicial lo ha declarado terreno privado, al reconocerle a la empresa Prosagunsa la propiedad de dicho suelo, aunque este asunto todavía colea en los tribunales. Con relación a este tema, el alcalde ha dejado bien sentado que desde Costas no quieren asumir ninguna responsabilidad con relación al conflicto, derivando al Ayuntamiento de Sagunto toda responsabilidad. El futuro del malecón guarda directa relación con la remodelación del paseo marítimo, sin embargo, ante este asunto, Costas también ha confirmado que no dispone de recursos económicos para afrontar ninguna inversión. Como se recordará, en 2010 el Ministerio propuso una inversión de 20 millones de euros para remodelar íntegramente el paseo marítimo, pero tal propuesta fue rechazada por el Gobierno municipal de la época; incluso se organizó cierta oposición popular contra el proyecto y se llegaron a recoger firmas bajo la campaña mediática «Salvemos la playa».
Plaza de la Corcordia
La Demarcación de Costas no dispone de recursos para invertir en el paseo, hasta el punto de que tendrá que ser el Ayuntamiento de Sagunto el que asuma los gastos del derribo de la plaza de la Concordía. El argumento esgrimido para justificar que sea el municipio el que corra con los gastos, se basa en que desde el consistorio no se han efectuado, durante estos años, las labores de mantenimiento necesarias, lo cual habría acelerado el proceso de deterioro de los pilares que sostienen el techado. Fernández ha asegurado que ya está todo dispuesto para proceder a derruir esta construcción, aunque se está a la espera de que las golondrinas que anidan en esta estructura se marchen para proceder a su demolición. Aunque la misma se puede ejecutar en cualquier momento, el alcalde ha señalado que se podría esperar a que finalizara la temporada estival para actuar, puesto que realizar esta intervención en pleno verano puede reportar más inconvenientes que continuar con la plaza vallada hasta que transcurra el estío.
Concesiones caducadas
Otro asunto de los tratados con Costas, tal y como ayer adelantó este periódico, ha sido el de las concesiones caducadas en el paseo marítimo. En concreto las de Plenamar, el Casino y el Bar Lonja. La cuestión es muy delicada, según ha reconocido el propio alcalde, de ahí que se estén buscando algunas soluciones a este problema. Por un lado, se pretende que se vuelvan a sacar a concurso de libre concurrencia, tanto las concesiones caducadas como otras nuevas. Pero la cuestión se complica desde el momento en que las edificaciones del Plenamar, Casino y Bar Lonja, son propiedad de los actuales titulares. Es decir, sería difícil que estas concesiones se pudieran otorgar a otras entidades o empresas, transfiriéndoles, asimismo, los correspondientes inmuebles. Lo normal, en estos casos, es que se proceda a la demolición de las edificaciones cuando acaba la concesión, como, por ejemplo, ocurrió hace unos años con el restaurante San Jorge de la playa de Canet, que, al expirar la concesión, se procedió inmediatamente a su derribo, recuperando así este espacio de playa.
Fernández ha reconocido que el asunto de las tres concesiones indicadas es particularmente preocupante, y, aunque ha abogado por que se puedan conceder nuevamente desde la libre concurrencia, todo parece indicar que para evitar males mayores tendrán que volver a ser beneficiarios las mismas empresas o entidades que ahora explotan estas actividades. Como lo que verdaderamente preocupa es que se tengan que llegar a derribar las edificaciones, Fernández ha señalado que desde Costas van a tratar de buscar alguna fórmula legal.
Torreón del Grau Vell
Otro asunto del que ha informado el alcalde en la rueda de prensa de esta mañana, es sobre el estado de conservación del torreón del Grau Vell. Respecto a este asunto, también se le solicitó información a la Demarcación de Costas en la reunión del pasado lunes. El alcalde ha indicado que se tiene constatado que el suelo sobre el que se levanta este torreón es de Costas, pero, sin embargo, se desconoce si el propio monumento también depende de este organismo, de otra entidad o de algún particular. El equipo de Gobierno quiere saber de quién es la propiedad para exigirle la conservación de este torreón que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Para ilustrar el grado de deterioro de esta fortificación, Fernández ha citado en tono jocoso que se han llegado a construir dos paelleros. Lo que si que ha dejado claro el alcalde, es que en cuanto se conozca quien es el propietario, se le exigirá la conservación del monumento.
Espigón entre Almenara y Sagunto
Otro asunto tratado entre el Ayuntamiento de Sagunto y Costas, ha sido el proyecto de espigón que se pretende construir en la costa, promovido por el Ayuntamiento de Almenara, que se ubicaría en el límite, entre ambos municipios. Con esta construcción, que según ha recordado Fernández, puede ser de una longitud considerable, se pretende recuperar la playa de Almenara a base de acumular los sedimentos al norte del citado espigón. Es decir, que por la propia acción de las corrientes, que en este tramo del litoral transcurren de norte a sur, la arena se vaya depositando al norte del espigón. Esta barrera perjudicaría notablemente la playa de Almardá, que perdería esos sedimentos. A este respecto, cabría recordar la erosión sufrida en la playa de Puerto de Sagunto, tras la construcción del puerto deportivo Siles, que actuaba como barrera, impidiendo que los aportes de arena llegaran al sur de esta construcción. De hecho, el espigón construido frente a Ciudad Mar fue la medida correctora introducida por Costas para subsanar este problema, que, en la década de los 90, convirtió en un pedregal la playa porteña.
