El problema de malos olores que denunciaron los vecinos de la calle América el pasado 8 febrero en este mismo periódico—concretamente en el número 711 de nuestra edición impresa— se ha ido extendiendo progresivamente a las calles Rincón de Ademuz, Bailén, Aragón, y, lo que es más preocupante, está empezando a llegar, según el testimonio de los vecinos, hasta a algunos de los inmuebles de la calle Palmereta. Estos olores, que según denuncian tanto dentro de las viviendas como en la calle, aparecen de forma esporádica pero en periodos largos que pueden superar las tres semanas de duración.
Estos malos olores han empezado a crear dolores de cabezas y nauseas a algunos de los propietarios de inmuebles afectados, estamos en un barrio poblado principalmente por gente mayor, y ya se ha dado el caso de dos familias que han decidido marcharse a una vivienda de alquiler por una situación que consideran insoportable. Su ejemplo está siendo estudiado por al menos dos familias más que disponen de una segunda residencia y contemplan la posibilidad de convertirla en su primera vivienda al menos hasta que se resuelva la situación.
Sensación de Impotencia
Los vecinos aseguran que lo peor de todo es la «sensación de impotencia y abandono» que han ido acumulando durante todo el tiempo que lleva durando el problema. Según explica una de las afectadas durante los casi 10 meses que llevan sufriendo han recibido más excusas que explicaciones. Según atestigua Cristina, una de las propietarias afectadas, «la primera vez que vinieron a hacer mediciones no hacía olor y casi nos tratan de locos, después, cuando se quejaron los vecinos de la calle América les dijeron que el olor venía del pipicán que tenían delante, cuando nos quejamos los de la calle Rincón de Ademuz, nos dijeron que los olores los tenía que causar uno de los propietarios alegando que nuestro sistema de alcantarillado estaba aislado del resto de la población; a los de la calle Aragón, les dijeron que era un colector que en su día se puso mal, pero ya está arreglado. Cada vez que preguntamos se nos da una respuesta diferente, sentimos vergüenza e impotencia» explica esta afectada.
Los vecinos aseguran que lo peor de todo es la «sensación de impotencia y abandono» que han ido acumulando durante todo el tiempo que lleva durando el problema. Según explica una de las afectadas durante los casi 10 meses que llevan sufriendo han recibido más excusas que explicaciones. Según atestigua Cristina, una de las propietarias afectadas, «la primera vez que vinieron a hacer mediciones no hacía olor y casi nos tratan de locos, después, cuando se quejaron los vecinos de la calle América les dijeron que el olor venía del pipicán que tenían delante, cuando nos quejamos los de la calle Rincón de Ademuz, nos dijeron que los olores los tenía que causar uno de los propietarios alegando que nuestro sistema de alcantarillado estaba aislado del resto de la población; a los de la calle Aragón, les dijeron que era un colector que en su día se puso mal, pero ya está arreglado. Cada vez que preguntamos se nos da una respuesta diferente, sentimos vergüenza e impotencia» explica esta afectada.
Los vecinos pusieron en conocimiento, hace seis meses, al ayuntamiento el problema, y recibieron en su casas a los técnicos de Aguas de Sagunto, que les aseguró que en una semana estaría el resultado de los análisis pero de los que no han vuelto a tener noticia. De momento han puesto en conocimiento de la policía local, los bomberos e incluso los técnicos del SEPRONA, «y nos han informado de que se tratan de gases que vienen de la alcantarilla, y lo único que sabemos es que sea lo que sea lo que estamos respirando, es tóxico» asegura Cristina quien también señala que todos los cuerpos coincidieron en que el problema debe ser solucionado por el ayuntamiento.
Los vecinos achacan la poca atención que han recibido de las autoridades municipales al ser un grupo pequeño, de alrededor treinta afectados, donde la mayoría son gente de más de 70 años, explique , razón por la cual acudirán al próximo pleno para llevar hasta allí su problema y lograr que el ayuntamiento se comprometa de una vez a darles una solución.
