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Blanca González Redondo

Lealtades de quita y pon

Viernes, 18 Septiembre 2020 19:06

Es bien sabido que en política como en otros ámbitos de la vida se entiende el término lealtad en un sentido muy amplio, por no decir a conveniencia. Conveniencia al fin y al cabo legítima, si hablamos desde una perspectiva crítica en una democracia como la nuestra. Hay opiniones sobre que la lealtad no puede ni debe entenderse en términos absolutos. El dinamismo y la velocidad de acontecimientos favorecen el intercambio de lealtades; hablamos de política, hablamos extrapolándolo, de lo que en términos económicos se denomina “coste de oportunidad”, es decir, a lo que se renuncia o se está dispuesto a renunciar cuando se toma una decisión.

Es verdad que podríamos plantear si todas las lealtades tienen el mismo valor pero, también si existe una correlación entre el que adquiere el compromiso y el posible receptor del mismo, o por el contrario podrían entrar en conflicto. Todo ello dentro de un contexto de gobiernos de coalición, grupos políticos o instituciones.

Entre las formaciones políticas hay alguna cuya añoranza se retrotrae 80 años atrás, cuando esa fidelidad se circunscribía entorno a un líder totalitario, ¡significativo! Olvidan desde la plena conciencia, que pueden hacer ese tipo de manifestaciones desde la tribuna del Parlamento democrático de este país.

Es necesario hablar no obstante de deslealtades, de aquellas que se producen cuando se han adquirido compromisos en la gobernanza y cogobernanza en el ámbito local, autonómico o estatal. Hablo del rechazo a la utilización de los remanentes de los Ayuntamientos que finalmente se ha materializado en el Congreso y muchos de los plenos de los entes locales, cuando ciertas corporaciones ni tan siquiera tienen superávit, y todas están sujetas a la regla de gasto de la Ley de Estabilidad presupuestaria impuesta por el PP. Se podría afirmar sin embargo, que algunas de las posturas son más explicables que otras. Finalmente ante el rechazo parlamentario, la Ministra de Hacienda ha ofrecido suspender la regla de gasto, pero no se da vía libre a poder gastar los 14.000 millones de euros del remanente depositado en las entidades bancarias, ¡admite propuestas!

Carmen Calvo manifestaba hace unos días la irrelevancia de con quien se aprobaran los presupuestos, pero visto lo visto con los remanentes, se espera un arduo trabajo de negociación con todas las partes; eso o seguir con los presupuestos prorrogados del PP de Montoro frente a otros progresistas, en los que se contemplan dar una respuesta más social ante la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia a nivel global.

El acuerdo alcanzado en el seno de la UE supone no quedarse atrás, tener una oportunidad de salir de la crisis sin dejar a nadie atrás. Un claro ejemplo, entre otros muchos, puede ser lo ocurrido en un sector como el turismo, del que nuestro país tiene una fuerte dependencia. La ocupación hotelera ha salvado los muebles gracias al turismo nacional y de proximidad, de una temporada que se anunciaba perdida, pero aun así las pérdidas han sido cuantiosas y necesitan como el resto de nuestra economía reactivarse.

El COVID-19 ha evidenciado la necesidad de afrontar una crisis sin precedentes desde la unidad de criterios. No es válido el sálvese quien pueda. Pero también ha puesto sobre la mesa la exigencia de lealtades Constitucionales, por tanto de las Instituciones y sus representantes políticos y de éstos con los ciudadanos. Priorizar la salud por encima de la economía, ha sido una decisión muy dura pero necesaria. Aquellos que pedían a gritos salir de un confinamiento decidido por el Gobierno, pedían lo contrario cuando han tenido que enfrentarse a la toma de decisiones o responsabilidades.

Reactivar la economía, generar empleo de calidad, fortalecer la cohesión social y territorial, avanzar hacia una economía más ecológica, la transición digital y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres son propuestas inclusivas para unos Presupuestos más sociales. Será en este contexto donde se verán de verdad lealtades y deslealtades más allá de intereses particulares partidistas. Asistiremos a la puesta en escena de las prioridades de cada una de las formaciones políticas presentes en el Congreso de nuestro país. Seremos espectadores de los motivos que se articulen para votar a favor o en contra de la propuesta del Gobierno de coalición PSOE-UP, todos bajo la responsabilidad.

No hay excusas, la unidad es importante para poder hacer frente con las herramientas económicas puestas a nuestra disposición con el acuerdo alcanzado en la UE. Nos va el futuro en ello, el nuestro y el de nuestras generaciones venideras.


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