Por un 8M más presente que nunca

Viernes, 05 Marzo 2021 21:06

Este año la celebración del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, viene marcado por la presencia de la COVID-19 en nuestro entorno social y laboral. El Gobierno ya ha anunciado que no estará presente en ninguna concentración. Los que esperaban lo contrario para seguir demonizando el movimiento feminista se van a encontrar con una movilización y celebración a través de las redes sociales. Esa es la consigna mayoritaria. La salud por encima de todas las cosas es la segunda consigna no escrita pero si verbalizada.

Teniendo en cuenta los datos publicados por el Ministerio de Trabajo se ve con claridad dónde ha golpeado el desempleo con mayor rotundidad. Si las cifras de inscritos en situación de desempleo alcanzan los cuatro millones de personas, desagregando datos, las cifras hablan por si solas: 1.704.010 son hombres, 2.304.779 son mujeres aumentando con claridad la brecha salarial. Pero además hay que tener presente que somos el país de la Unión Europea donde más se ha incrementado el paro femenino. La tercera ola se ha sufrido en mayor medida en el sector Servicios, que ya venía arrastrando las consecuencias de las restricciones por la pandemia y eso ha afectado al mercado laboral básicamente femenino.

Una novedad que cabría señalar como consecuencia de la pandemia ha sido la llegada del teletrabajo, y aquí se pueden observar diferencias sustanciales en el tema de la conciliación y el tiempo que se le dedica pesar del poco tiempo de implantación. Suceden cosas tan curiosas como, por ejemplo, que en caso de que dos personas teletrabajen en una misma casa, el hombre dispone de su espacio, es decir, tiene su despacho para llevar a cabo su jornada con tranquilidad, sin embargo la mujer habitualmente teletrabaja en el salón, sin intimidad, y compartiendo el espacio y el tiempo con responsabilidades domésticas. Algo anecdótico si lo comparamos con el tiempo al que se renuncia en aras de los cuidados de los hijos o personas dependientes.

Según encuestas realizadas por diferentes organizaciones, el Instituto de la Mujer o el FMI, arrojan de facto cifras diferenciadoras. El FMI alerta de la bajada de la movilidad femenina, al ser las mujeres las que, con mayor probabilidad, cuidan a los hijos debido al cierre de las escuelas. Es decir el teletrabajo no puede plantearse como una medida de conciliación familiar, sino de manera indistinta según las necesidades de las empresas. Ya se tiene la experiencia de lo que ocurre y quien pide las excedencias o las reducciones de jornada.

El tiempo de trabajo conlleva tener relaciones externas al ámbito familiar, pero también participar en decisiones estando de forma presencial en las pausas para el café o las comidas laborales, bien sabido que es aquí donde muchas veces se asiste a la toma de decisiones o intercambio de información importantes para el desarrollo profesional. Si bien otras encuestas reflejan que ha habido una corresponsabilidad en las tareas del hogar, no es menos cierto también que ellos salen más tiempo a hacer deporte o a hacer la compra, mientras ellas se acuestan más tarde para poder llegar a todo.

La pandemia ha tenido una repercusión directa en el desempleo femenino, en la conciliación, en un aumento del estrés al no ser posible desconectar y en un mayor cansancio físico. En poco tiempo hemos asistido a un retroceso importante al ponerse en evidencia la persistencia de los roles de género. Las madres solteras o los hogares monoparentales aún lo han sufrido más. A todo esto hay que sumar la incertidumbre que provoca la posibilidad de un despido, una reducción del salario, o el miedo a no poder encontrar un trabajo parecido. El dato positivo es que más de la mitad de las mujeres tienen una alta autoestima al saber resolver el cuidado de los hijos y la casa con el teletrabajo.

Este año lo celebraremos de una manera distinta, pero que nadie piense que daremos un paso atrás en nuestras reivindicaciones de mejora en igualdad salarial, desarrollo profesional y corresponsabilidad en la asunción de obligaciones familiares.

Queda mucho por hacer, el 8 de Marzo sigue estando plenamente vigente en su vertiente vindicativa social y laboral. Todas unidas somos más fuertes.


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