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José Manuel Pedrós García

Las apariencias

Viernes, 11 Marzo 2022 21:07

Vivimos en un mundo en el que lo que importa es lo aparente, lo que los demás puedan ver de nosotros, lo que se exhibe. Ya no importa hacer bien las cosas, o, simplemente, hacerlas. Lo que todos tenemos en nuestra mente es que los demás sepan que las hemos hecho, y esto provoca a menudo en nosotros una falta de empatía hacia los demás, un creernos superiores, despreciando eso que los demás hacen, aunque después intentemos hacerlo nosotros y lo hagamos peor.

Los políticos saben mucho de esto, pues siempre están dispuestos a salir en la foto, por encima de lo que el fondo de la foto muestre; pero este tipo de actuación no es algo propio solamente de la clase política, y yo no sé si es la sociedad la que se ha contagiado de ellos, o son los políticos los que se han contagiado de la sociedad, porque el postureo, los selfies (algunos de ellos llegan a ser mortales, lo que demuestra la poca sensibilidad que anida en nuestras células), dejar constancia de todo aquello que hacemos, incluso que importe más eso que el hacerlo en sí, todo esto nos lleva a una serie de actitudes, en las que el hacer bien algo es lo que menos cuenta.

«Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha», dijo Jesús hace casi dos mil años. «Tened cuidado de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no recibiréis ninguna recompensa del Padre que está en los cielos. Por lo tanto, cuando deis limosna, no lo vayáis pregonando delante de vosotros, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres».

«Cuando oréis, no hagáis tampoco como los hipócritas hacen, a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos. Os aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Vosotros, en cambio, cuando oréis, retiraos a vuestra habitación, cerrad las puertas y orad a vuestro Padre en secreto. Vuestro Padre, que ve lo secreto, os recompensará».

«Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como hacen todos esos que desfiguran su rostro para que se note que han ayunado» (Mateo 6, 1-18).

Pues eso. No hace falta ser más explícito. Todo eso es lo que vemos en nuestro día a día. Y el clero, que es el primero que pregona todo esto, también es el primero en no aplicarse esas recomendaciones, que a fin de cuentas fueron encargos de ese a quien dicen seguir a pies juntillas. ¡Cuánta hipocresía!


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