En fechas recientes conversé con un amigo que vive al oeste de las vías, en Sagunto, sobre el nivel de abandono, bastante lamentable, que sufre este municipio. Me ponía de ejemplo que cuando viajas y visitar otras poblaciones, se nota que, además de estar más limpias, está todo más cuidado, hay más vigilancia, en definitiva, que no se detecta la dejadez que hay en esta población, da igual que residas al este o al oeste de la línea de ferrocarril. Mucha gente suele hacer la comparación entre el paseo marítimo de Canet y el del Puerto y, claro, no hay color. Sin embargo, este amigo no acertaba a entender los motivos por los que en Sagunto cunden menos, mucho menos, los impuestos que pagan los ciudadanos.

El Ayuntamiento de Sagunto ya ha llegado a un grado de extenuación económica de tal nivel que con lo que recauda le viene justo para pagar nóminas y atender el gasto corriente. Tanto es así que si quiere financiar obras municipales tiene que pedirle al banco dinero prestado. Pero como la gestión económica ha llevado al consistorio a cerrar 2020 y 2021 con números rojos, la ley, con buen criterio, le impide endeudarse, con lo cual, tampoco se han podido acometer inversiones municipales, aunque sea mediante préstamos. Ojo, que todo apunta a que este 2022 también se cerrará con déficit o ahorro negativo, ya que la tercera subasta de solares municipales, pese al descuento del 30%, tampoco ha funcionado como se esperaba.

Algunas voces ya nos empiezan a vender que con la llegada de Volkswagen y los impuestos que tendrá que pagar la planta de baterías, el Ayuntamiento de Sagunto saldrá de todas las penurias económicas. Es verdad que cuando se ponga en marcha la factoría, se recaudará un buen dinero con el IBI y el IAE, pero tampoco es que vaya a dar para atar los perros con longanizas. De hecho, todo lo de Parc Sagunt I ya tributa y, sin embargo, no salimos de pobres.

Mucha gente se pregunta por qué lucen más los impuestos en otras ciudades. La cuestión no puede estar más clara, Sagunto es un municipio, pero, realmente, funciona como si fueran dos. Es esa duplicidad de servicios municipales lo que ha disparado el gasto consistorial. Está claro que, si se continúa por esa senda de todo doble, una subida de impuestos será inevitable, en el caso, lógicamente, de que se quiera un municipio en condiciones más o menos presentables, porque eso de tener las calles llenas de baches y boquetes, los jardines medio abandonados, la limpieza muy mejorable y una presencia de la Policía Local fugaz, demuestra que la falta de recursos es manifiesta. La segregación puede ser una solución, y, así, que cada pueblo administre lo suyo, pero si no se da esa opción, habrá que buscar otra, porque es insostenible continuar doblando el gasto municipal. Repito, insostenible.