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Ignacio Belzunces Muñoz

180 metros

Viernes, 05 Marzo 2021 21:09

A estas alturas del programa, casi nadie creía, me parece a mí, que el informe encargado por el Ayuntamiento de Sagunto para evaluar el estado del pantalán, fuera a ser muy diferente a las conclusiones técnicas de estudio realizado por otra ingeniería a instancias de la APV. No hace falta ir a estudiar a Salamanca para darse cuenta de que el pantalán está tocado de muerte, como lo acreditan fehacientemente los dos derrumbes que sufrió durante los fuertes temporales de 2019 y 2020.

Lo primero que hay que dejar claro es que a esta situación no se ha llegado por casualidad. El pantalán está que se cae porque la APV, que es de quien depende esta infraestructura, lo abandonó a su suerte, sin hacerle el más mínimo mantenimiento. Esto es meridiano. Los convenios que el Ayuntamiento de Sagunto firmó con los máximos responsables de la Autoridad Portuaria de Valencia, donde, de forma expresa, se garantizaba la conservación del pantalán, han sido desde el minuto cero papel mojado. Solo han servido para que, en cada momento, los alcaldes de turno se hicieran la foto y salieran en la prensa vendiendo humo, primero Alfredo Castelló, después Francesc Fernández y finalmente Darío Moreno. Para nada más.

En el último día del año 2009 se firmó el primer convenio entre Alfredo Castelló y el anterior presidente de la APV, Rafael Aznar, desde entonces no se ha cumplido ni una coma de lo pactado en el documento con relación a esta infraestructura. La APV se ha hecho la despistada, dejando pasar el tiempo, mientras el deterioro avanzaba, pero desde la institución municipal nadie ha movido ni un dedo por darle la vuelta a la situación. Hizo falta que se cayera el primer tramo, en diciembre de 2019, para que todos los políticos se echaran las manos a la cabeza, alarmados porque la APV no atendió sus compromisos, como si en este caso la responsabilidad no fuera compartida.

En este momento, plantear la recuperación integrar del pantalán puede suponer un coste económico muy importante, que es exactamente lo que se pretendía, es decir, que, una vez alcanzado el estado de ruina deseado, su rehabilitación sea inviable por falta de presupuesto. Aquí, en ese fotograma es en el que estamos ahora, y claro, con la que está cayendo quién puede proponer, desde el sentido común, que se invierta una cifra astronómica en la íntegra recuperación y puesta en servicio del pantalán, como una prolongación del paseo marítimo.

Al final, la propuesta de reducir a 180 metros de longitud la parte sobre el mar, tampoco sería una mala solución y, desde luego, económicamente más asumible. Aun así, personalmente, tengo mis dudas de que se vaya a realizar. Tiempo al tiempo.


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