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Fernando Cos-Gayón Domínguez

Perdónales Rita

Viernes, 25 Noviembre 2016 16:48

Querida Rita, la noticia de tu marcha me ha dejado totalmente hundido. Estaba aseándome cuando escuché en la radio la noticia de tu infarto y luego el mazazo final de que nos dejabas definitivamente, que no habías podido resistir el acoso de quienes han querido ensañarse contigo, causándote el mayor daño posible de manera deliberada, tan cruel como injusta, hasta conseguir tu derribo.
 
Mi aprecio hacia ti viene de atrás, desde que conocí a tu padre, mi buen amigo José Barberá, cuando dirigía “Jornada”, así como la “Hoja del Lunes” y presidía la Asociación de la Prensa Valenciana; y yo responsable de Relaciones Públicas de Altos Hornos de Vizcaya en Sagunto. También por aquella amistad accedió a presidir un jurado para un festival de música aquí en Puerto de Sagunto estando yo en la comisión de fiestas. Luego me encontré contigo cuando ya, licenciada en ciencias políticas, económicas y empresariales, así como en Ciencias de la Información, ejercías como periodista en Radio Valencia y después en el diario Levante. Y ya más tarde, en tus funciones de alcaldesa, tuviste a bien acceder a que los premios RR.PP., que yo organizaba, se entregasen en el Ayuntamiento de Valencia, con tu presidencia.
 
Han sido muchos momentos de afabilidad, cordialidad y en tu caso de buen hacer, como siempre lo ha sido tu gestión, lo que te ha llevado a presidir la alcaldía de Valencia durante 24 años, siendo muy querida de los valencianos y de España entera. Hubo quien te llegó a nominar como alcaldesa de España. Valencia ha crecido lo indecible durante tu mandato, cosa que al final hay quien ha tratado de ocultarlo a base de vilipendios y emponzoñamiento producido por la mordedura venenosa de los que han intentado medrar a tu costa. Y has pasado de ser admirada dentro y fuera de Valencia -¡cuántas veces me han envidiado en Madrid o Sevilla por tener la alcaldesa que teníamos!- a sufrir los más furibundos ataques de quienes deseaban mancillar tu buen nombre.
 
Y ese ha sido tu mal, Rita. Nada tiene que ver lo de los mil euros, aún sin demostrar; toda la presión política a que has sido sometida, el haber sido condenada popularmente antes de ser juzgada –sin tener en cuenta la presunción de inocencia-, el hecho de haberte quedado sola, pues hasta tu propio partido, del que fuiste fundadora te abandonó a última hora… todo eso ha sido debido a la envidia. Tu gran amor a Valencia y a España, tu entusiasmo por engrandecer tu ciudad, por conseguir lo mejor para tu tierra, ha sido acicate suficiente para que te hayan crucificado. Descansa en paz, amiga… y perdónales porque no saben lo que han hecho.

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