Los vecinos que residen en el Fusión, trasladaron el martes pasado sus numerosas quejas al pleno municipal. Para quien no lo sepa, este PAI es el que se encuentra en medio de ninguna parte, entre el polideportivo municipal y las vías del ferrocarril. En él se pueden construir hasta 3.100 viviendas, pero, hasta la fecha, solo se han ejecutado alrededor de 60, un escaso 2% del total. Como dato llamativo del derroche, resaltar que su alumbrado público lo forman un total de 785 farolas que, mayoritariamente, iluminan solares sin vallar, llenos de matojos, ratas, serpientes y garrapatas, tal y como recordaron los vecinos en el pleno municipal del pasado martes.
El Fusión no se puso en marcha por atender las necesidades de vivienda del municipio de Sagunto, es evidente que no. Su móvil fue político y, desde luego, alejado total y absolutamente del interés general. Esta actuación se gestó en tiempos del mal llamado tripartito de progreso, siendo alcaldesa la socialista Gloria Calero y concejal de Urbanismo el que hoy ocupa la Alcaldía del municipio, el nacionalista Francesc Fernández. Por cierto, en aquella legislatura fue cuando también se dispuso la privatización encubierta del servicio de agua potable, con la necesaria colaboración del Partido Popular. Las consecuencias de tan nefasta decisión la notan los vecinos cada vez que pagan un recibo de agua que, desde que se puso en marcha Aguas de Sagunto, ha crecido alrededor de un 90%.
El Fusión fue una ocurrencia del entonces concejal de Urbanismo y hoy alcalde del municipio. Pensaba Francesc Fernández que uniendo con trama urbana Sagunto y El Puerto, impediría la segregación del núcleo porteño, aunque, realmente, fue el Partido Popular el que puso freno legal y definitivo a esta legítima aspiración de los porteños, aprobando la Ley de Régimen Local de la Comunidad Valenciana. Es decir, el PAI Fusión no hacía ninguna falta, y la prueba más evidente de ello es que en 2018 sigue prácticamente vacío. Lo peor no es que ya han pasado 10 años desde que se urbanizó, sino que harán falta otros 10 o 20 más, incluso 30, para que se consolide como un nuevo barrio de Sagunto. Con la cantidad de vivienda vacía que hay en zonas mucho más céntricas del municipio, ¿quién se irá a vivir al Fusión?
Entretanto, los vecinos que ya residen en esta zona, completamente aislados del mundo y sin ninguna clase de servicios en las cercanías, se quejan con mucha razón de una situación insostenible que se prolonga desde hace años. A los matojos, ratas, serpientes y garrapatas que pueblan los diferentes solares del Fusión, hay que añadir que las líneas de alta tensión lo cruzan, aunque el consistorio sí se ha movido para que desaparecieran los tendidos eléctricos aéreos del futuro parque comercial VidaNova Parc. El alcalde, que fue el promotor e impulsor de esta idea tan peregrina y desarrollista, que dio la orden de que se iniciara la urbanización del PAI sin tener las autorizaciones de la Generalitat, debería de preocuparse por el bienestar de estos vecinos que residen en esa zona, interesándose por sus reclamaciones, que, visto lo visto, tampoco fueron atendidas durante los años de gobiernos del PP en el Ayuntamiento de Sagunto. En fin, un desastre.
