¿Por qué no han venido? ¿A qué se debe? No lo sé, pero me gustaría saberlo.
Estamos en la segunda semana de mayo y ¿Alguien de ustedes ha visto antes algo igual? Si esto no es señal de que alguna cosa estamos haciendo mal, ya me dirán.
Casi hemos perdido las estaciones del año, lo mismo hace calor en invierno que frío en verano; o llueve mucho o tenemos grandes sequías. Hay desastres por doquier tanto de fuegos, inundaciones, tifones o tsunamis. Nos invaden pandemias y bichos de todas clases. Hay locos o lunáticos que se dedican a masacrar a sus vecinos para quedarse con sus tierras y, por si faltaba poco, políticos repartidos por todo el mundo con más necesidades de ir al colegio que repartir enseñanzas; de crear problemas en vez de solucionarlos, y de mucho hablar pero hacer poco.
Tan ciegos están los que pueden empezar a arreglar lo que será un desastre para las generaciones venideras. Seguro que todos tenemos algo de culpa en este caos, pero los que pueden tomar decisiones importantes y de un calado a nivel mundial, son los que tienen una posición de privilegio en los foros donde se deciden los grandes temas. Yo o cualquiera de los soldados rasos, podemos contribuir en algunas cosas como por ejemplo, tirar la basura en los distintos contenedores según el contenido de lo que llevo en las bolsas a desechar, pero poco más, pero estos que tanto mandan y que los pusimos y pusieron donde están para que solucionaran los problemas que se fueran presentando, ¿Qué hacen? Bueno, sabemos lo que hacen: Discutir, acordar, pero no cumplir. Pienso que el mundo está desquiciado y lleno de parches. Sí, parches, porque la mayoría de las decisiones que toman los grandes jefes, no se cumplen, y si se tiene la intención de cumplirlas, tardan tanto que para cuando llegan ya no valen. Ha este paso, la supervivencia tanto animal como para el ser humano, será más difícil cada día y solo estarán mejor los que ya lo están.
No son fáciles de arreglar los grandes problemas, seguro que sí, ya lo sabemos, pero lo que no se puede es dejarlo todo para mañana. Tampoco podrá ser lo que cada uno quiera, si no que para llegar a consensos hay que aprender a ceder en algunas cosas y ahí, quizás esté el error, porque puede más el Don Dinero que la justa razón y el bien general.
De momento, mi problema más cercano (o mejor el que debiera ser de todos) es no ver desde mi terraza las bandadas de golondrinas que veía todas las primaveras y que alegraban mi vida con su volar rápido y alegre y también, ver a la gente por la calle cabizbaja y triste. ¿No se han dado cuenta que las personas casi no se paran ya a hablar entre ellas? No será generalizado pero nos estamos volviendo insípidos. Falta alegría y “jolgorio”.
P.D. Perdón, acabo de ver dos golondrinas, DOS.
Luis Ballester Moreno