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La doctrina del shock

Escrito por Ramón García Ortín
Viernes, 03 Diciembre 2021 21:03

El pasado mes de septiembre Ainhoa Alberola escribió en este periódico el artículo “La doctrina de la mugre” basándose en una obra de la periodista canadiense Naomi Klein “La doctrina del shock”, donde esta última explica cómo las élites políticas y económicas aprovechan una situación en la que la población está en shock para introducir medidas impopulares de corte liberal. .

Comienza la obra con dos ejemplos reconocidos por todos, el golpe de estado de Pinochet, que a tiros sembró el pánico entre los chilenos dejando el camino despejado para que el neoliberalismo de los “chicago boys” se pusiera en práctica. El otro suceso el huracán Katrina, que provocó un desastre colosal en Nueva Orleans y cuando la gente estaba todavía tratando de sacar la cabeza del barro, fue aprovechado para acabar con las viviendas de protección oficial.

Ainhoa cita estos dos episodios y hace una comparación con la política nacional y local, pone como ejemplos a las políticas de Esperanza Aguirre en Madrid y la de nuestro gobierno municipal con la privatización de la gestión del agua. Se provoca un shock deteriorando los servicios públicos intencionadamente y se vende lo privado como una alternativa mejor y más eficiente.

Lo que Ainhoa no cita es el pavoroso “shock” al que está sometida nuestra sociedad en la actualidad, el del COVID, el de la pandemia, le traicionaron sus sentimientos. Nos podemos preguntar si este shock es del tipo Pinochet o del tipo Katrina, si es provocado intencionadamente o si tiene un origen natural. Aunque cuando el miedo queda instalado en la gente los argumentos tienen escaso valor, no renuncio a exponer hechos, datos y cifras y sacar conclusiones.

Es la primera vez en la historia de la medicina que en lugar de tranquilizar a la población ante un riesgo se le induce al pánico, desde diciembre del 2019 han desaparecido casi todas las noticias de los medios excepto el COVID; mañana, tarde y noche, por prensa, radio y televisión, de lunes a viernes, sábados y domingos también, para acabar declarando el estado de alarma, sacando al ejército a la calle y estableciendo un régimen policiaco sin precedentes. Las consecuencias fueron las previsibles y previstas, el estado de psicosis creado provocó, según los servicios epidemiológicos de las Comunidades Autónomas, que la mayoría de los enfermos que presentaban los síntomas de la enfermedad no tenían el COVID. A finales de marzo del 2020 el sistema epidemiológico de Navarra estimaba, según los análisis realizados, que solo una cuarta parte de ellos estaban infectados. En otras palabras, el 75% de los enfermos los provocó la política “epidemiológica” del Gobierno y a los que afectó el virus les agravó la enfermedad.

Si en la población general las medidas “anti-COVID” fueron penosas, en los ancianos, sobre todo en los residenciados, fueron mortales, sometidos a condiciones inhumanas, abandonados como perros, sin atención sanitaria y presos del pánico, su mortandad ha sido espeluznante, no hace falta ser doctor en geriatría para saber que eso iba a ocurrir. El gobierno no necesitó, como en Chile, un Estadio Nacional como centro de detención, España entera lo fue.

El mismo servicio epidemiológico de Navarra señala que a partir de abril la mortalidad de ese año 2020 descendió por debajo de la media, y no se ha recuperado, desde entonces en la cresta de contagios ni siquiera alcanzó la de algunas epidemias de gripe. En las once primeras semanas de 2021, la mortalidad general en Navarra ha sido un 8% menor que la media del mismo periodo de los 5 años previos, habían adelantado su fallecimiento el año anterior. Estos datos son extensibles al resto de comunidades, pero a pesar de todo la orquesta sigue interpretando la misma sinfonía.

Así se ha creado el estado de shock, y sin pegar un tiro, las medidas de corte liberal a las que hacen referencia ambas periodistas están en marcha, el gobierno hace todo lo que está en su mano para desmantelar la sanidad pública. La escuela y los servicios públicos continúan con su proceso de privatización. Ahora el ministro J.L. Escrivá anuncia que la solución a las pensiones pasa por un plan de empresa de gestión privada. Mientras las eléctricas están en plena orgía, los bancos haciéndonos pasar por el aro, las farmacéuticas y tecnológicas haciendo su agosto, y el resto de grandes corporaciones también a lo suyo, las clases trabajadoras perdiendo continuamente poder adquisitivo.

El pasado 23 se celebró una manifestación multitudinaria en El Puerto en apoyo de los trabajadores de la Pilkington, con todo el sector del automóvil, como el resto de los sectores productivos, en la cuerda floja, el metal de Cádiz ardiendo, los ganaderos y agricultores después del parón de la “pandemia” de nuevo en la carretera y un largo etcétera. Ante la hitleriana embestida del imperialismo, como dicen los taurinos, se está empezando “parar, templar y mandar” a ese miura.

Mientras, Podemos-IU rasgándose las vestiduras por las medidas de las que han sido cómplices y de un estado de excepción que ha dejado a la altura del betún la “ley mordaza”. Y haciendo ostentación de que mientras estén ellos ahí, no nos preocupemos porque no nos faltará un plato de sopa caliente de la beneficencia de Cáritas. No siempre se tiene razón por haberla tenido alguna vez.

Ramón García Ortín