Un año más, la ciudadanía del Camp de Morvedre volvió a salir a las calles de Puerto de Sagunto para reclamar que, de una vez por todas, se ponga fin a la violencia contra las mujeres en una movilización que, como ya viene siendo tradición, tuvo lugar el pasado sábado, 25 de noviembre, jornada en la que se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género. Este evento, organizado por la Coordinadora Feminista del Camp de Morvedre contó con la presencia de numerosos vecinos y vecinas y autoridades tanto de Sagunto, entre ellas su alcalde, Darío Moreno, como de otras localidades de la comarca.
La marcha, que se inició en la Tenencia de Alcaldía del núcleo porteño, recorrió diversas vías del municipio hasta llegar a la rotonda de la Tolerancia, sita en el cruce entre la calle Periodista Azzati y la calle Alcalá Galiano, marcha en la que algunas de las participantes portaron las lápidas de las mujeres y menores que han sido asesinados este año, lápidas que formaron parte de la exposición creada 627 asesinadas por Amigas Supervivientes y que se pudo ver hace unos días en la ciudad.
Al llegar a esta rotonda, alumnado del Clot del Moro hizo una performance, tras la cual se procedió a la lectura de un manifiesto y la de los nombres de las mujeres y menores víctimas mortales entre el 25N de 2022 y el 25N de este año.
«Hoy queremos gritar que somos la voz de la mayoría social que clama contra la inaceptable persistencia de los asesinados machistas. Queremos gritar fuerte contra las posturas políticas que niegan la existencia de la violencia de género. Porque no se trata, como dicen, de ideología de género, se trata de una realidad intolerable e inadmisible que no queremos ni podemos ocultar. Negar la existencia de la violencia de género es tratar de impedir que avanzamos hacia su erradicación que necesitará, fundamentalmente, cambio de valores sociales, erradicación del machismo y de las ideas patriarcales», aseguraba el texto de la Coordinadora Feminista.
Como afirman desde esta entidad de la comarca: «Las políticas públicas vienen priorizando los recursos punitivos, relegando a un segundo lugar las medidas destinadas a la educación, la prevención y la implicación ciudadana. Hemos de cambiar el rumbo, necesitamos poner en primer plan la prevención e implementar políticas educativas eficaces. Centrar las políticas de erradicación de las violencias machistas, en el código penal, la denuncia, es evitar ir a la raíz del problema. Estamos ante un problema estructural, son las dinámicas sociales las que generan machismo: son el aparatos e instituciones del Estado, sentencias judiciales, los mitos, tradiciones, chistes, etc. los mecanismos que destilan cultura patriarcal y que impregnan el imaginario colectivo. Tenemos que generar un nuevo sentido común social».
Desde la Coordinadora Feminista del Camp de Morvedre afirman que «para invertir los términos, necesitamos el compromiso de la ciudadanía, nos hace falta la implicación activa de las personas que deseamos el fin de las violencias machistas». Por ello piden «la mayor complicidad de toda la sociedad para dejar patente que la mayoría no maltrata y contribuir a desmontar estereotipos sexistas y las perversas lógicas esencialistas que atribuyen a las mujeres la categoría de víctimas y a los hombres la de victimarios, por definición, ignorando el problema estructural que sostiene y alimenta esas conductas».
