Magnífica película. Y un título original Une liaison pornographique, voluntariamente provocativo, que puede llamar a engaño. Una vez más, vamos a ver una película en que la relación estrictamente sexual de una pareja —en esta ocasión se conocen a través de un anuncio de contactos— constata la dificultad, la incapacidad, de separar el sexo de los sentimientos. Lo que ellos creían que iba a ser una relación esporádica, se va convirtiendo en algo más, que acaba por trastocar sus planes.
Ella (Nathalie Baye) y él (Sergi López) acuden a su cita en una cafetería, gracias a la sección de contactos de una revista, según él, y a internet, según ella. Lo que pasa a partir de ahí lo relatan alternativamente a una cámara que filma sus memorias sobre la experiencia. Una cafetería, la habitación de un hotel y los recuerdos de ese encuentro, constituyen los breves elementos de Una relación privada. Llegar al conocimiento del otro entraña deshacer una relación que sólo tiene sentido mientras se mantiene en el anonimato y, si sus conversaciones esquivan lo personal, las miradas destapan los sentimientos, que se esconden detrás de la pasión. Un film de Frédéric Fonteyne que, utilizando dos personas, el presente y el recuerdo, se elabora una trama en un lenguaje universal perfectamente claro, sencillo, explicable, comprensible.
Hay que destacar las magníficas interpretaciones de Sergi López y de Nathalie Baye, premiada en Venecia como Mejor Actriz en 1999, y nominada en ese mismo año a Mejor Actriz en los Premios del Cine Europeo.
Una coproducción Francia-Bélgica-Luxemburgo-Suiza.
