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Este joven investigador científico de Puerto de Sagunto cuenta cómo su trabajo puede ayudar a las personas que padecen esta enfermedad. Además, reivindica unas mejores condiciones laborales para los científicos

Galo Adrián Goig: «En 2050 las muertes asociadas a resistencias a antibióticos contra la tuberculosis superarán al cáncer»

Viernes, 03 Mayo 2019 16:13

galogoig1El joven investigador de Puerto de Sagunto, Galo Adrián Goig

Galo Adrián Goig Serrano es un vecino de Puerto de Sagunto de 29 años licenciado en ciencias biológicas con un máster en bioinformática. Actualmente trabaja de investigador predoctoral en el Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC, donde se encuentra terminando el doctorado en biomedicina y biotecnología. Inquieto y predispuesto siempre a conocer y aprender cosas nuevas, este joven investigador científico realiza una gran labor para dar con la cura de la tuberculosis, una enfermedad que, según la OMS, mata a un millón y medio de personas al año. Un bioinformático que a pesar de su formación y estudios reivindica las malas condiciones laborales que sufren los profesionales como él y la poca inversión que se realiza en investigación, por culpa, como ha explicado a El Económico, de varios factores. Conoce su interesante trabajo y la labor que realiza ayudando a las personas con esta enfermedad.

Al acabar su licenciatura en Ciencias Biológicas decidió especializarse cursando un máster. ¿Por qué eligió la bioinformática y por qué cree que ésta es algo esencial actualmente?

Cuando acababa la licenciatura había dos cosas que tenía claras: que biología es la carrera más bonita que existe, aunque sea una apreciación totalmente subjetiva, y que no me veía trabajando en ninguna de las profesiones que suele desempeñar un biólogo. Justo en el último curso un profesor dedicó una clase entera a explicarnos qué era la bioinformática y por qué era crucial para la biología del siglo XXI. Para mí fue toda una revelación porque dos mundos a mi parecer fascinantes y sin relación alguna, la biología y la informática, se mezclaban en una única disciplina. A todo esto hay que añadir que, si hay que ser friki para que te guste la informática, hay que serlo todavía más para que al mismo tiempo te guste la biología. Es un perfil poco común y esto se traduce en que hay pocos bioinformáticos y, en consecuencia, mucho trabajo. Nunca dejo de acordarme de los muchos que me desaconsejaron estudiar biología al considerarlo un suicidio profesional, al igual que de los pocos que siempre me animaron a hacer lo que me hiciera feliz, como mis padres.

Explíquenos a todos en qué consiste la bioinformática y cómo puede ayudar a las personas

Más o menos todo el mundo sabe que nuestros genes son los principales responsables de que seamos como somos: quizá bajos, rubios y sanos, quizá altos, morenos y hemofílicos. Lo maravilloso de la vida es que todos los genes de los seres vivos están escritos en nuestro ADN con un alfabeto universal que consta de tan sólo 4 letras: ATGC. El orden de estas letras, y la longitud de las palabras y frases que con ellas se escriben, es decir, la secuencia, es la que indica si una persona tendrá los ojos azules, si un árbol perderá las hojas en otoño o si un tumor será más o menos agresivo. Por tanto, decimos que hemos secuenciado un gen cuando sabemos la secuencia exacta de letras de ese gen, y decimos que hemos secuenciado un genoma cuando sabemos la secuencia exacta de todos los genes de un organismo. Sin embargo, mientras secuenciar un genoma a día de hoy es relativamente fácil, saber qué significan esas secuencias no lo es tanto. Imagínese el lector un documento, con miles de millones de letras contiguas, sin espacios, donde sólo se lee:“AATTGCGAGATGACAGATAGAC...” Pues bien, la bioinformática consiste en la aplicación de técnicas computacionales, como la programación, para extraer información útil de este tipo de datos biológicos que son extremadamente crípticos. Detectando cambios en la secuencia de letras de los genes (mutaciones), podemos saber si la bacteria que infecta a un paciente va a ser resistente a algún antibiótico o si a un paciente con cáncer sería mejor tratarlo con el fármaco A, en lugar del B al cual no responderá. De entre otras muchas, esta aplicación de la genómica y la bioinformática se llama medicina de precisión y, lejos de ser ciencia-ficción, se usa hoy en día para algunas enfermedades en aquellos hospitales que dedican parte de su tiempo y dinero a la investigación, como el Clínico Universitario o La Fe de Valencia.

También está realizando un doctorado, ¿no es así?

Un doctorado consiste en la elaboración de un trabajo de investigación (tesis doctoral) para conseguir el título de doctor, que es absolutamente imprescindible si quieres dedicarte a la carrera investigadora. El título de doctor, más allá del tema específico de la tesis, de alguna manera certifica que has adquirido la “madurez investigadora”, y que eres capaz de afrontar todos los problemas que conlleva una investigación (que no son pocos) de una manera eficiente, crítica y racional. Aunque depende de la rama, los doctorados en ciencias básicas son conocidos por ser los más duros, ya que requieren dedicación completa durante unos 4 o 5 años. Para despejar una duda bastante frecuente me gustaría aclarar que actualmente el doctorado no tiene nada que ver con la medicina.

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¿Podría explicarnos qué es exactamente la tuberculosis y cómo afecta a las personas?

Mucha gente piensa que la tuberculosis es una enfermedad erradicada, del pasado. Lo cierto es que la tuberculosis está entre las 10 primeras causas de muerte a nivel mundial, y a lo largo de la historia ha matado a más personas que la malaria, la gripe, la viruela, el cólera, el VIH (SIDA) y la peste negra. Según la OMS mata a un millón y medio de personas al año, y una de cada cuatro personas en el mundo está actualmente infectada. Aunque este dato tiene “trampa” ya que el 80% de los casos se concentra en los 22 países más pobres del mundo, donde las carencias nutricionales y sanitarias son responsables de una mayor incidencia de la enfermedad y un peor pronóstico. Una de las cosas más curiosas de la tuberculosis es que solo se manifiesta en alrededor de un 10% de los pacientes infectados, y la bacteria puede estar latente en el pulmón durante décadas antes de “activarse” y producir los síntomas de la enfermedad. Esto significa que muchísimas personas están infectadas pero nunca lo sabrán. Aunque hay algunos datos sobre qué hace que la bacteria se active (por ejemplo una debilitación del sistema inmune, realmente no se sabe a ciencia cierta. La genómica puede ayudarnos a entender mejor éste tipo de fenómenos.

Habla con muchísima claridad de aspectos que la mayoría de las personas no han oído nunca o no logran entender... ¿podría resumirnos cómo es un día en su trabajo y cómo el mismo puede ayudar a las personas?

Trabajo en la Unidad de Genómica de Tuberculosis del Instituto de Biomedicina de València, donde estudiamos el genoma de las bacterias que causan la tuberculosis para entender y tratar mejor la enfermedad. Nuestro equipo, dirigido por el doctor Iñaki Comas, está formado principalmente por biólogos, tanto investigadores con lustros de experiencia a sus espaldas, como estudiantes de doctorado como yo. Mi trabajo se centra en llevar las aplicaciones de la genómica a la práctica clínica, y más concretamente en desarrollar nuevas herramientas para el diagnóstico y la epidemiología de la tuberculosis basadas en la genómica. Por ejemplo, en colaboración con diversos hospitales de la Comunidad Valenciana, hemos puesto a punto un protocolo que permite secuenciar y analizar el genoma de las bacterias que infectan a los pacientes de tuberculosis en cuestión de una semana. Para que se entienda la importancia de esto, hay que tener en cuenta que un diagnóstico de tuberculosis convencional requiere entre 3 y 4 semanas de cultivo microbiológico, si no más. Tras este tiempo, se puede confirmar si un paciente tiene o no tuberculosis y, en el mejor de los casos, si las bacterias que lo infectan son resistentes a los antibióticos de primera línea. Sin embargo, usando la secuenciación genómica, no sólo somos capaces de proporcionar el diagnóstico en una semana, sino que, además, tenemos acceso a toda la información genética de las bacterias. Esto nos permite saber si hay más de una cepa infectando al mismo paciente, si las cepas son resistentes a alguno de los antibióticos conocidos o si fue Fulano el que infectó a Mengano. Esta última aplicación se llama epidemiología genómica, y nos permite elaborar una red de transmisión de tuberculosis en la Comunidad Valenciana de altísima resolución, hasta el punto de que somos capaces de saber si un paciente ha sido infectado por otra persona de la cual no hay registro en el sistema de salud público. Por otro lado predecir que una bacteria sea resistente a un antibiótico tampoco es trivial, ya que ahorra a los pacientes meses de un tratamiento que no es efectivo. A todo esto hay que añadir que la información genómica que obtenemos puede ser usada para otros propósitos igual de importantes, como estudiar la biología y evolución de la bacteria y así entender, entre muchas otras cosas, qué la convierte en un patógeno tan letal.

¿Cómo definiría su trabajo?, ¿qué es lo que más le gusta y lo que menos del mismo?

A mí sencillamente me encanta. Cuando voy a trabajar rara vez pienso “qué rollo, ojalá hoy tuviera libre”, lo que no es poco. Para mí la clave está en que cada día sea distinto y en que se trate de un trabajo tan estimulante. No soportaría trabajar en algo repetitivo que sea igual todos los días. Me aburro con facilidad. Lo que menos me gusta es que nuestro trabajo se valora, única y exclusivamente, mediante la publicación científica. Esto significa que debes escribir un artículo con todo el trabajo que has realizado y conseguir que te lo publiquen en una revista científica, lo que no es nada, nada fácil. Si no tienes esta publicación es como si no hubieras hecho nada. Ridículo. A esto se le suma una presión muy grande por publicar rápido, porque si no lo haces vendrá un grupo de uno de los países que sí invierte en investigación como Reino Unido y, como solemos decir, te “chafará” el trabajo, ya que si no es novedoso entonces es muy difícil que una editorial vaya a querer publicarlo. El sistema es muy retorcido porque para conseguir financiación necesitas probar que eres productivo mediante estas publicaciones, y a su vez la cantidad y calidad de tus publicaciones depende en gran medida de tu financiación. Es un trabajo extremadamente competitivo. Tienes que estar siempre en la cresta de la ola y si te caes volverte a subir no es nada fácil.

¿Cómo se siente al intentar ayudar a personas con esta enfermedad?

La pregunta es muy pertinente porque en investigación biomédica a veces es fácil perder la motivación ya que nuestro contacto con los pacientes es muy limitado. Máxime si te dedicas a una enfermedad que se ceba con los países más pobres. Al final el paciente tiene contacto con un médico (como debe ser), y nuestra labor pasa totalmente desapercibida, tanto para ellos como para nosotros.

galogoig3Galo Adrián Goig junto a sus compañeros de investigación

Hábleme del nivel 3 de seguridad que requiere su trabajo

Al trabajar con agentes biológicos existen 4 niveles de seguridad que debe cumplir un laboratorio para garantizar su contención en función de su peligrosidad. Por ejemplo trabajar con VIH requiere un laboratorio de bioseguridad de nivel 2 mientras que trabajar con Ébola requiere el máximo nivel, 4. La tuberculosis requiere un nivel de seguridad 3 para cepas comunes y 4 si son multirresistentes a antibióticos, ya que tienen difícil cura. Esto se traduce en que los laboratorios deben contar con medidas de seguridad específicas como presión negativa, cabinas de flujo, respiradores con filtro HEPA, protocolos estrictos para entrar y salir del laboratorio y un largo etcétera.

Desde que está en este trabajo… ¿cómo valoraría la evolución de la enfermedad y su cura?

Bueno, respecto a la tuberculosis se ha avanzado poco. La única vacuna que existe no es efectiva y no hay antibióticos de nueva generación para tratar las infecciones resistentes. No en vano es una enfermedad que lleva acompañando al ser humano milenios y que todavía no entendemos bien. Sin embargo, gracias a las nuevas técnicas, como la genómica, podemos realizar diagnósticos más rápidos y precisos, lo que es crucial para cortar su transmisión. Por ejemplo, si a un paciente se le trata con un antibiótico que no es efectivo ese paciente seguirá transmitiendo la enfermedad al toser. También podemos usar la epidemiología genómica para identificar el origen de un brote, lo que supone una ayuda inestimable para los sistemas de intervención de salud pública.

¿Cuál es su mayor satisfacción que le ha aportado su trabajo?

La mayor satisfacción es cuando ves que tu trabajo tiene algún impacto, que finalmente repercute en la clínica. En este sentido muchas veces me siento orgulloso no como investigador particular, sino como científico. Muchas veces me siento orgulloso del trabajo de otros, que con el mismo rigor y esfuerzo, consiguen una nueva vacuna o un nuevo tratamiento que literalmente salva vidas. Hablemos de la enfermedad que hablemos.

¿Tiene usted alguna reivindicación como profesional?

En investigación es absolutamente normal trabajar sin contrato, en casos extremos durante años. Por supuesto sin cobrar, por el amor al arte. Es también normal hacer muchas horas extra, trabajando festivos y fines de semana. Y todo ello por sueldos ridículos teniendo en cuenta nuestra formación y las horas que dedicamos. Tras más de 10 años de estudios superiores cobro poco más de mil euros, y gracias. Tengo amigos cobrando seiscientos euros al mes después de años sin contrato. Y que nadie se lleve a engaño, la mayoría de nuestros jefes son los primeros que querrían pagarnos más y contratar a más personal. El problema es el de siempre: no hay dinero. No se invierte en investigación y esto es culpa de todos. No se invierte porque los científicos seguimos aceptando unas condiciones de trabajo abusivas. No se invierte porque la investigación produce resultados a medio plazo, y eso no es políticamente rentable para legislaturas de sólo 4 años. Y no se invierte, y aquí voy a ser taxativo, porque a la población, en general, el estado de la ciencia en España sólo le importa cuando le diagnostican una enfermedad grave y quiere saber que la investigación puntera le brindará un tratamiento que le salve la vida. Pero esos tratamientos no se inventan de la noche a la mañana. Son el resultado de décadas de investigación, y principalmente investigación básica, la que menos financiación recibe.

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Si tuviera todo los recursos económicos del mundo...¿qué es lo primero que haría junto a su equipo de trabajo?

Reduciríamos drásticamente la tuberculosis proporcionando los recursos necesarios para ello: buena alimentación y condiciones higiénicas y sanitarias básicas. El hecho de que la enfermedad se concentre en los países más pobres no es ninguna casualidad.

¿Cómo valoraría los tratamientos para esta enfermedad que actualmente existen en la salud pública española y/o de la Comunidad Valenciana?

El tratamiento para la tuberculosis es muy efectivo y el pronóstico es muy bueno en países desarrollados (bien alimentados, condiciones higiénicas básicas…). La aparición de cepas resistentes a antibióticos ya es otro cantar. Ahí el tema se complica rápidamente con tratamientos agresivos, poco efectivos y que duran años. Se estima que para 2050 las muertes asociadas a resistencias a antibióticos superarán al cáncer. A día de hoy ya superan las muertes por accidentes de tráfico.

Si no se hubieras dedicado a esto, ¿qué le gustaría haber sido?

Creo que podría haberme dedicado a muchas otras cosas, pero lo cierto es que ahora no me veo fuera del mundo de la investigación. Me motiva mucho saber que lo que hago tiene alguna relevancia. Es demasiado interesante como para no formar parte. Volvería a hacer lo mismo una y otra vez.

galogoig5Una investigadora en el laboratorio de bioseguridad de nivel 3

¿Tiene algún proyecto profesional a corto o largo plazo?

Publicar los artículos que tengo entre manos, acabar de escribir la tesis y defenderla antes de que acabe el año. Luego me tendré que ir fuera una temporada larga a hacer un post-doctorado. Investigar en el extranjero es requisito indispensable para tener futuro en investigación. Y me parece bien, es muy positivo en todos los aspectos. El problema es que luego España se empeña en ponerte dificultades para que vuelvas, y la gran inversión de tiempo y dinero hecha por todos, se queda en Reino Unido, Alemania, Estados Unidos… A largo plazo no tengo ningún proyecto. Si algo he aprendido es que uno puede hacer muchos planes pero sirve de poco. De hecho es muy habitual cambiar de campo de estudio a lo largo de una carrera investigadora. Hoy investigo en tuberculosis pero mañana quizá lo haga en microbiota o en cáncer. Simplemente iré improvisando. Estoy seguro de que surgirán muchas oportunidades interesantes.

¿Cuál es su sueño profesional?

Dedicarme, además de a la investigación, a la docencia universitaria. Son trabajos que suelen ir de la mano y me parece la combinación perfecta. El problema es que entrar en la universidad tampoco es fácil sin padrinos. Lo dejo como un problema para mi yo del futuro.

 


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Modificado por última vez en Viernes, 03 Mayo 2019 19:09

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