Mucha gente, en este país, se regodea hablando de Libertad, Democracia, de la Constitución que nos hemos dado, de Valores Humanos y un sinfín de flores que quedan muy bien en sus discursos y que nadie se molesta en discutir o refutar. La realidad, el día a día, nos demuestra que en la mayoría o la inmensa mayoría de esos casos no son más que palabrería vana, sonsonetes que en boca de muchos personajes no tienen más objeto que el de servir de herramientas útiles para ocultar su mendacidad, o como sabiamente dice el pueblo: para vendernos la cabra.

No son solo los políticos quienes se valen de estas herramientas, pero sí son los que más habitualmente las utilizan, aunque no sean todos. Hay quienes viven estos valores, pero son honestos y no los utilizan como herramienta mercantil sino como objetivos a alcanzar.

Entre las leyes de las que suelen presumir de habérnoslas dado, aunque no sepamos muy bien a quien, está la Ley de Transparencia. Desde que dicha Ley se promulgó hasta el día de hoy, lo que es la transparencia de verdad… la transparencia transparente… pues no sabemos muy bien en qué consiste.

Antes, no hace tanto, si un ciudadano de Sagunto deseaba informarse, preguntar, solicitar, inscribirse, reclamar, lo hacía escribiendo su queja o lo que fuere, entregándola al bedel de la puerta de la alcaldía o tenencia de alcaldía, este le cuñaba la fotocopia de la reclamación y el ciudadano recibía la contestación en un plazo máximo de ocho días. Hoy quien quiera hacer una reclamación tiene que pedir cita previa y, después, realizar un par de pasos burocráticos más; o hacerla mediante firma digital, aunque sea un ciudadano no digitalizado. Después de ello, ¿es transparente que sea el Alcalde, o alguien delegado por él, el que decida responder o no responder a dichos escritos y que sea libre de hacerlo a su antojo y sin límite de tiempo?

Y otra: ¿Es transparente que un Alcalde niegue información municipal a los concejales de la oposición? Respecto a esta última pregunta no creo que haga falta recordarle al Sr. Darío Moreno, un político preparado y muy bien formado que, negar información a un concejal o a un grupo de la oposición, es negarle el derecho a la información municipal a miles de ciudadanos que confiaron y votaron a aquellos ediles. ¿Es preciso recordarle, Sr. Darío, que el Síndic de Greuges le ha llamado la atención, ya por segunda vez, por conculcar el derecho de los ediles saguntinos a la información y fiscalización de los temas municipales? ¿Será necesario recordarle que el haber ganado por una mayoría más que suficiente unas elecciones no le habilita ni le da derecho a comportarse como un cacique de aquellos que todos tenemos en la memoria?