Este pasado martes, nuestro alcalde, el socialista Darío Moreno, ofreció un desayuno informativo para trasladar a los medios algo ya conocido: que el proyecto de la gigafactoría está ahí, que se espera un incremento poblacional, y, por tanto, que harán falta más viviendas, pero Darío Moreno, que está en todo, ya ha pensado en obligar a los grandes tenedores de terrenos a construir pisos en solares sin edificar. Complicado. En todo caso, tendrá que aplicarse el cuento, porque el Ayuntamiento de Sagunto es uno de los principales propietarios de suelo, que, con este pretexto, lo puede ofrecer a precio de ganga para, de paso, hacer algo de caja y que otros hagan el agosto. Es cierto que en Sagunto hay un problema de acceso a la vivienda, también lo es que la principal causa son los precios desorbitados, por lo que construir más pisos que salgan a la venta muy por encima de los 200.000 euros, teniendo en cuenta, por otra parte, cómo están los intereses, pues la verdad es que dista mucho de ser la solución.
Tampoco hay que perder de vista que los políticos, da igual el color, suelen caer en la tentación de hinchar las cifras, lo hacen para darse más relevancia. Cuando Franco anunció para Sagunto la IV Planta Siderúrgica Integral, se dijo que la población del municipio crecería hasta las 200.000 personas. Con la puesta en marcha del polígono industrial de Ingruinsa o Alto Horno, los socialistas dijeron que se iban a crear 5.000 empleos, más gorda la soltaron los del PP con el proyecto de Parc Sagunt I, que pronosticaron la creación de 30.000 puestos de trabajo. Ahora, con la futura gigafactoría, nos dicen que como se va a generar tanto empleo y la población crecerá mucho, hay que dar soluciones al problema de vivienda. En Almussafes, que como todo el mundo sabe está instalada la Ford desde 1976, el número de habitantes ronda los 9.000 y en su comarca, que es la Ribera Baja, apenas superan los 82.000 residentes, según los datos del INE de 2023.
El mismo INE también certifica que en Sagunto hay 4.874 viviendas vacías y en los principales pueblos del Camp de Morvedre, incluida su capital, más de 7.000, que, si se unen a las más de 1.000 casas cerradas que hay en Puçol, parece que la falta de inmuebles no es el problema. Lo que hace falta es que el Ayuntamiento de Sagunto no tarde dos años en tramitar los proyectos de rehabilitación y que el Gobierno de España cambie la norma para que los okupas dejen de dar miedo y no cueste dos años de trámites judiciales recuperar una vivienda alquilada que, luego, te devuelven destrozada. Además, ¿por qué regla de tres han de fijar su residencia en Sagunto todos los que vengan a trabajar a la gigafactoría o su entorno? Lo dicho, la tendencia a la hipérbole es una constante entre nuestra clase política, que nos entretiene con cantos de sirena.
