Los asesinatos machistas son como la lotería, hoy tocan aquí y mañana allí, es, por decirlo así, algo aleatorio. Aunque los episodios de violencia de género, sin resultado de muerte, son mucho más frecuentes de los que realmente nos pensamos, Sagunto, hasta el nueve de mayo de 2021, se había librado de esta lacra criminal, pero con la muerte de Fátima, que fue degollada por su marido el pasado 29 de noviembre, ya anotamos dos muertes entre 2021 y 2023 en esta localidad a cargo de la violencia de género. Por cierto, en estos dos casos vamos al cincuenta por ciento, el primero de ellos fue de un matrimonio español y en este segundo la pareja residía en Sagunto, pero procedía de Marruecos. Téngase en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística, de los 49 crímenes machistas que se registraron en 2022, eran españoles 33 y 16 extranjeros, es decir, un 67,3% frente a un 32,7%.
Si esto es aleatorio, está claro que aquí estamos teniendo ‘suerte’ con esta lotería tan macabra, aunque nada sucede por casualidad. Que entre el 9 de mayo de 2021 y el 29 de noviembre de 2023 se hayan producido dos crímenes a cuenta de la violencia de género en Sagunto, acredita, en todo caso, que aquí, en este municipio, por el motivo que sea, hay más opciones para que toque esa siniestra lotería. No se trata de acusar a nadie, ni de señalar a ningún servicio en concreto, pero me parece a mí que alguien debería de darle un par de vueltas a esta cuestión. No sé si el alcalde, que es el responsable de Igualdad, los Servicios Sociales, la Policía Nacional o quién, pero hay que detenerse a estudiar por qué, en Sagunto, entre mayo de 2021 y noviembre de 2023, se han producido dos asesinatos machistas.
Buscando en la hemeroteca la información del crimen ocurrido en 2021, me ha llamado la atención la gran cantidad de noticias publicadas sobre los minutos de silencio que ha guardado la Corporación municipal saguntina por cada uno de estos crímenes horrendos ocurridos en España. La verdad es que la lista es larguísima, pero aquí, más allá de condenas, minutos de silencio y concentraciones, no se proporcionan los medios necesarios para acabar con esta lacra. Es verdad que no se puede poner un policía al lado de cada mujer amenazada, pero cuando el Estado no puede garantizar la seguridad de una persona, ni que decir tiene que habrá que darle la opción de que pueda defenderse por sí sola. Dentro de unos días nadie se acordará de Fátima, solo sus familiares más directos, pero otra muerte volverá a ocupar las portadas de los telediarios. La violencia de género se ha cobrado ya más víctimas que la banda terrorista ETA durante toda su criminal trayectoria, pero aquella era otra violencia que preocupaba bastante más al Estado.
