Me indignan las constantes apelaciones que hacen al término dictadura aquellos que no saben ni aceptan perder unas elecciones. A mí no me gustan ni Pedro Sánchez ni el PSOE. Ni me gustan, ni me convencen, pero acepto que gobiernen porque mis convicciones democráticas así me lo exigen y, cuando pienso en los energúmenos que han estado días y días, noches tras noches sitiando Ferraz, insultando al Presidente de mi país y tratándolo de dictador, me decepciona comprobar el bajo nivel cognitivo y educacional de la mayor parte de los que protestaban.
Esos días pudimos ver, vergüenza ajena, cómo muchos de ellos discutían entre sí, los unos contra los otros, los que portaban banderas constitucionales contra los provistos de banderas preconstitucionales; una mujer, desatada, como si fuese la niña del exorcista, que gritaba enloquecida, patética, incapaz de decir algo inteligible. Otra, por el contrario, allá sobre las doce de la noche, cansada de gritar junto a su grupo de energúmenos, se acercó a uno que gritaba amenazador a un cámara de TV y, cándida ella, le preguntó: ¿Y, nosotros, contra quien vamos?
A los ignorantes que han seguido las consignas de los organizadores del ruido de Ferraz, les pido por favor que piensen: lo contrario de la Democracia es una Dictadura, lo sé por experiencia propia. A pesar de haber quedado claro que ni los empleados de Correos, ni las encuestas del CSIC, ni otros factores hayan intervenido delictiva y partidariamente en los comicios para favorecer al PSOE, estos señores siguen sin aceptar el veredicto de las urnas y su lógica consecuencia, después del reparto de escaños en las Cortes y … curiosamente, acusan a los ganadores en las urnas de dictadores.
Hay que decirles a los que se quejan de dictaduras que, aquí, lo que tenemos es una democracia imperfecta, medio podrida, gracias a sinvergüenzas de todo tipo, pero que aún responde a aquella realista definición de que la Democracia es el menos malo de los sistemas políticos conocidos. Así, mal que bien, tenemos lo que tenemos… y gracias. ¿Queremos mejorar? No es difícil, hay muchas cosas que se pueden hacer ¿La primera? Dejar de votar a corruptos y opciones autoritarias.
He visto a muchos jóvenes de los que andaban por Ferraz repetir los eslóganes del PP y Vox pidiendo libertad, quejándose de estar en una dictadura. Siento vergüenza por mi país. Estos jóvenes, a base de repetir esos mantras, llegan a creérselos. Por lo visto ignoran que, en una dictadura, el que vocifera públicamente contra el dictador duerme apaleado en la cárcel y, si el que lo hace es considerado líder, lo secuestran sine die y, cuando lo devuelven, no lo conoce ni su madre… eso, si vuelve vivo.
Suerte que, aquí, nunca pasará tal cosa… mientras no llegue a mandar un franquista nostálgico.
