Cuando el viernes 17 este artículo salga a la luz, si no se produce ningún contratiempo, en la antesala del Centro Cívico ya estará montado un espectacular Árbol de Navidad de 2,80 metros de altura, confeccionado por un voluntarioso y artístico grupo de mujeres tejedoras y realizado sobre una base de madera obra también de otro voluntarioso grupo de hombres de la AAVV La Victoria. Este árbol acompañará a los visitantes y usuarios habituales del dicho Centro Cívico hasta una vez concluidas las próximas fiestas navideñas y, será así, por deferencia e iniciativa de este grupo de mujeres.

El grupo, de reciente creación, está liderado por Amparo Ponce, conocida artista local especializada en obras de macramé, costura y otras manualidades, además de tener una larga experiencia en la enseñanza y divulgación de estas tradicionales y no tan tradicionales creaciones artísticas.

El grupo nació alrededor de esta, gracias a unas mujeres que sentían la necesidad de hacer cosas interesantes, salir de sus casas, relacionarse, juntarse con otras, compartir inquietudes, conocimientos y experiencias. Al carecer de un estudio o lugar para trabajar en sus proyectos, empezaron a juntarse en el Casal Jove pero, obviamente, ese lugar no se ha creado para ese tipo de actividades y no resultaba un sitio apropiado, además de estar ya bastante saturado con sus propias actividades, así que, más adelante, gracias a la buena voluntad y empatía de la directiva del Centro Aragonés, encontraron la adecuada cobertura para realizar sus creaciones.

Allí fue donde nació el proyecto de este árbol y donde empezaron a cuajar sus ideas e ilusiones. Este grupo de tejedoras, según me comentan, se encuentran llenas de ilusión y ganas de colaborar con otras asociaciones y con centros y gentes con las que compartir conocimientos, ideas y proyectos. Últimamente se han puesto en contacto con Socoltie para colaborar de modo altruista en algunos de los proyectos que este Centro lleva a cabo con sus alumnos.

Las mujeres tejedoras son un grupo abierto, por lo que quien esté interesada puede ponerse en contacto con ellas. No pagan ni cobran, aquí no hay interés crematístico, simplemente aceptan a quien quiera sumarse. Necesitan y aceptan para desarrollar sus labores, donaciones de lanas y tejidos sobrantes o de segunda mano, de esos que todos tenemos guardados en un cajón, así como utensilios propios de estas centenarias artesanías caseras.

Para mí es muy importante destacar que este altruista tipo de iniciativas resultan en muchos casos “medicinales” porque, además de invitar a salir de sus casas y socializar a muchas personas, en este caso mayoritariamente mujeres, nos enseñan que la sociedad civil, para serlo y para que los ciudadanos sintamos que lo somos, necesitamos funcionar dentro de movimientos y experiencias colaborativas que confirmen que, en la práctica, de verdad, vivimos en sociedad.