Desengaños

Viernes, 03 Noviembre 2023 21:08

De todo hay en la viña del señor, pero existe una cosa que abunda más que las hormigas en un campo recién sembrado de trigo: son los desengaños. Parece que no exista ser humano que no participe en mayor o menor medida de tales sentimientos.

Estos desengaños pueden ser muy variados y diferentes, siendo los más corrientes los del tipo amoroso-afectivo, los familiares, los profesionales, los políticos, sindicales… yo mismo presumo de poseer una buena colección de ellos, lo cual no me confiere ningún mérito o demérito especial, sino que es la consecuencia lógica de la suerte de haber llegado a octogenario, una categoría que de por sí ya te acredita o distingue como poseedor de distintas y variadas medallas al desengaño.

Hoy quiero centrarme en el desengaño político en general, pero como no me gusta hacer trampas empezaré por mí mismo reconociendo que, probablemente, entre mis desengaños tops, los desencantos políticos quizás sean los más sobresalientes y abultados: me ha costado toda una vida llegar a la convicción de que la estúpida ambición humana y la cobardía han llegado a ser, sin remedio, el eje dominante de la sociedad del siglo XXI. También reconozco estar bastante convencido de que llegados como sociedad mundial al punto en el que estamos, es probable que nada en este planeta tenga ya remedio, que no exista ni se barrunte alguna salida positiva a los grandes problemas.

Sin embargo, nunca he aceptado que la frustración y la decepción hayan de ser necesariamente sinónimos del desaliento, ni que el desencanto y la desesperanza hayan de producir, forzosamente, desilusión. Y no lo acepto porque la desilusión y el desaliento son como un cáncer para el espíritu humano, un cáncer a combatir mientras sigamos respirando. Por ello, lo que debemos hacer los que luchamos por sobrevivir al desaliento es poner toda nuestra voluntad en cuidar de ese nuestro aliento, que nunca nos falte, reconvirtiendo una y otra vez cada desilusión en una potente nueva ilusión, en nuevos proyectos, por muy numantinos que puedan parecer, darle a nuestra vida un sentido y una dirección digna.

Claro que todo lo anteriormente expuesto solo nos atañe a un pequeño grupo de numantinos. Algún despistado se preguntará por qué utilizo los términos pequeño grupo siendo evidente, como es, que la inmensa mayoría de los humanos confiesan vivir en la desesperanza y presos de un profundo desengaño. Utilizo esos términos porque tengo la clara percepción de que la mayoría de las personas víctimas de la desilusión y el desaliento por desgracia ya no cuentan, a esos, las hormigas del Sistema ya se los han comido: ellos no representan al sembrado en esta pequeña fábula, son parte de los muchos kilos de trigo que, grano a grano, continuamente, las incansables hormiguitas del Sistema se van llevando a la cueva.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Lo último de Miguel Álvarez Lozano

Más en esta categoría: « Los miedos Pederastas »

 

 

SUCESOS

SALUD