El año 536

Viernes, 03 Noviembre 2023 21:07

A menudo nos lamentamos —y yo soy el primero— de nuestra situación social, económica o política, de lo mal que va el mundo, de las desigualdades que existen y del pésimo reparto de la riqueza que hay en nuestro tiempo, y todo esto, junto con las guerras que azotan a los diferentes países y con los desastres medio-ambientales y meteorológicos, producidos —seguramente— por el calentamiento global, hacen que nuestro mundo se encuentre un poco a la deriva.

Todo eso, que entiendo que es cierto y deberíamos corregirlo, poniendo cada uno algo de nuestra parte, a menudo no lo solucionamos.

Siempre he pensado que cualquier tiempo pasado «nunca fue mejor», como sí decía Jorge Manrique, y aunque no creo que sea bueno justificar nada, ni pensar que ahora estamos mucho mejor que en un pasado, pues eso produciría un estancamiento, siempre es mejor mirar al frente, hacia delante, intentar corregir las anomalías y verlo todo con optimismo; pero como diría Yolanda Díaz, voy a dar un dato.

El año 536 de nuestra era parece que fue el peor año de la historia de la humanidad. ¿Por qué? Una erupción volcánica en Islandia sumió a todo el hemisferio norte en la oscuridad más absoluta durante 18 meses. Eso fue el preámbulo, pero vamos a desarrollarlo un poco.

La historia de la humanidad tiene episodios muy dramáticos. La peste bubónica, o «muerte negra», mató a la mitad de la población europea durante el siglo XIV. La viruela ha llegado a matar, a lo largo de la historia, a 300 millones de personas, habiendo alcanzado su punto más alto en el siglo XVIII; y entre los años 1918 y 1920, la llamada ‘gripe española’ terminó con la vida de entre un tres y un seis por ciento de «toda» la población mundial, lo que se estima entre 50 y 100 millones de personas en toda la Tierra. Sin embargo, ninguna de todas estas tragedias fueron las peores que ocurrieron en nuestro planeta.

Según Michael McCormick, historiador medieval y arqueólogo, el 536 fue el peor año de la historia. Recientemente publicó, junto a un grupo de historiadores, un estudio en la revista Antiquity, en la que declaraba que el año 536 había sido el principio de los peores periodos sufridos en Europa por el ser humano. Así lo explicó McCormick a la revista Science, agregando «por no decir que fue la peor de las etapas».

Según el historiador, durante el año 536 «una niebla misteriosa sumió a Europa, Oriente Medio y parte de Asia en la oscuridad, día y noche, durante 18 meses». El sol, nos cuenta McCormick, «emitió una luz sin brillo, similar a la de la luna, durante todo el año», según los textos del historiador bizantino Procopio de Cesarea. El verano del año 536 registró una caída de las temperaturas de 1,5 a 2,5 grados centígrados, dando paso a la década más fría de la humanidad en los últimos 2.300 años.

Ese año, el clima frío envolvió a la población mundial en la miseria. Las laderas de China se pintaron de nieve blanca, las cosechas se perdieron en Irlanda, Escandinavia y Mesopotamia y la hambruna se extendió por toda la humanidad. Más tarde, en el 541, la peste bubónica hizo escala en el puerto egipcio de Pelusio y se llevó por delante a la mitad de la población del Imperio Romano del Este, lo que apresuró su desplome. Así lo indica McCormick.

Todo el siglo VI ya era conocido por las desgracias y los desastres naturales que sumieron a la población mundial en una «época oscura». Pero ha sido no hace mucho cuando se ha descubierto el origen de la niebla que cubrió de negro el cielo. Un equipo coordinado por el propio historiador y por el glaciólogo Paul Mayewski realizó un preciso análisis de un glaciar suizo, que les permitió recuperar pruebas que demostraban que, en los inicios de 536, una erupción volcánica masiva en Islandia esparció sus cenizas por todo el hemisferio norte.

En los años 540 y 547, se repitieron otros episodios volcánicos de gran tamaño, y estos, junto con las plagas que azotaban a la población, hundieron a Europa en un periodo de estancamiento económico, que no se empezó a recuperar hasta el año 640. Una prueba que hicieron en el hielo, les permitió descubrir el resurgir de la minería de plata un siglo más tarde de la erupción del volcán.

La revista Science nos descubre los secretos que guarda el hielo, y nos indica que estos nos permiten conocer los cambios sociales y los fenómenos atmosféricos, como grandes tormentas, erupciones volcánicas o contaminación por plomo, precisando los meses —incluso semanas— de hace dos mil años. Así lo aclara el vulcanólogo Andrei Kurbatov de la Universidad de Maine en EEUU. Pero además de los glaciares, también los árboles milenarios nos dan algunas pistas de la historia que han vivido. El análisis de los troncos y el hielo, indica Andrei, «nos da una nueva clase de registro para comprender la secuencia de las causas naturales y humanas que llevaron a la caída del Imperio romano, y a la llegada de las primeras revoluciones de esta nueva economía medieval». Esto es lo que confirma también Kyle Harper, decano e historiador de la Universidad de Oklahoma.

El equipo de la Universidad de Harvard, liderado por McCormick y Mayewski, sigue investigando para comprobar si aquella explosión volcánica de 536 ocurrió realmente en Islandia o pudo ser en el norte de América, como también apuntan. Para confirmarlo, han empezado a buscar más partículas de ese volcán en los lagos de Europa e Islandia, que permitan aclarar por qué razón llegó a ser tan catastrófico aquel año.

Pero no nos detengamos en los dramas del pasado, aprendamos de ellos para poder vivir el presente con optimismo y afrontar el futuro con decisión.


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