Ha vuelto a suceder. La continua y flagrante violación del potente estado de Israel hacia los palestinos, no solo de sus derechos humanos, sino de todos los demás derechos que les pudieren acompañar, incluyendo el derecho a la vida. Se puede afirmar sin temor a equivocación alguna que Israel, a base del abuso diario, del goteo diario de palestinos asesinados contando siempre con la complicidad descarada y decidida de occidente ha hecho (o ha logrado, de eso no estoy muy seguro) que los palestinos, por medio de su brazo armado Hamás, hayan realizado el tan desesperado, lamentable y también espectacular acto terrorista que está ocupando y escandalizando en todos los noticieros del mundo.

Ha sido, no cabe duda por las noticias que nos llegan, un acto terrorista de muy grandes proporciones, no solo por el número de muertos sino también porque entre las victimas había de todo, niños, mujeres, turistas, músicos…

Sin paliativos: eso es terrorismo, algo absolutamente injustificable en cualquier caso. Pero que sea injustificable no impide que sí pueda ser visto y explicado por los expertos y estudiosos. Yo no soy experto en nada y muy estudioso tampoco, pero tengo ojos y oídos, y hasta ellos me llegan las voces y escritos de los que sí saben de esto, y ellos me hablan de la hipocresía de muchos gobiernos, portavoces políticos y medios de (in)comunicación cuando hablan de estos temas.

Para empezar existe algo invariable y que no falla nunca en el lenguaje del poder: a las fuerzas contrarias, a las que no nos gustan, se les tacha de terroristas. Llamar terroristas a los palestinos es poco menos que llamarnos imbéciles a los ciudadanos del mundo occidental, puesto que todos sabemos que lo que el estado sionista de Israel está haciendo con los palestinos es un auténtico GENOCIDIO, algo únicamente comparable con lo que el Tercer Reich hizo con ellos.

Volviendo a Gaza, recordar que esa franja de tierra de 10 kms de ancho por 40 de largo, en la que subsisten como pueden más de 2 millones de seres humanos, totalmente bloqueados por tierra mar y aire, Israel la ha convertido desde 2005, en el ghetto más densamente poblado de mundo, a la vez que en el mayor campo de refugiados de la Historia. Pero dicho esto, ni a mí ni al sr. Mister Biden tampoco se nos ocurre llamar terroristas a los judíos.

Tan grande es el poder represor de Israel que, desde el minuto uno en que supe del asalto de Hamás tras sus fronteras empecé a sufrir y padecer por ese sufrido y martirizado pueblo palestino que, de nuevo y por desgracia, se está volviendo a enterar, por si no lo sabían, del tamaño y alcance de esa ley extraída de la “Sagrada” Biblia llamada La Ley del Talión.