Pasadas ya las vacaciones de verano y cubierta la primera quincena de septiembre, apenas se detecta actividad en el Ayuntamiento de Sagunto, nuestro equipo de Gobierno todavía está en la cabina de mandos con el manual de instrucciones. Es comprensible, muchos son nuevos, sin experiencia, y otros han cambiado de áreas, por lo que también les llevará algunos meses ponerse un poco al día. La política funciona así. Sin embargo, el mundo real da una vuelta cada 24 horas y como el tiempo no se puede detener, van surgiendo problemas y perfilándose nuevos asuntos en el horizonte. El curso escolar empezó el pasado día 11 con algunos contratiempos, pero aquí nadie dice ni pío y los padres que se quejan se ven completamente desamparados. Por otro lado, desde el Ayuntamiento de Sagunto, dentro de esa política de ‘máxima transparencia’, no han dado ni un dato sobre el inicio del curso. Vamos mejorando.
Tampoco sabemos nada de las conversaciones o negociaciones discretas entre Prosagunsa y nuestro alcalde, Darío Moreno. Por lo poco que ha podido trascender, parece ser que la propietaria del suelo tiene ya en fase muy avanzada una propuesta urbanística para esos terrenos, o sea, que las conversaciones van bien. No sé si será la que ha consensuado con la primera autoridad local o, simplemente, se trata del punto de partida. Ya saben, pido mil para que luego se quede en quinientos. Está claro que la urbanización de esa pastilla, de unos 70.000 metros cuadrados, tendrá unos costes bastante elevados, que, lógicamente, serán sufragados con las plusvalías que genere el desarrollo urbanístico que se acuerde. Estamos hablando de unos seis millones de euros como poco. Esta intervención tiene dos peculiaridades a destacar, por un lado, que es obligatorio, además de carísimo, descontaminar el suelo; la otra es el nivel freático, que, ante la proximidad del mar, también dificultará todo el proceso, encareciéndolo más.
A tres meses y medio de concluir este 2023 tan poco aprovechado, no creo que se tarde mucho en hablar de impuestos, tasas y los presupuestos de 2024. El Gobierno municipal goza de mayoría suficiente para aprobarlos en tiempo y forma, es decir, antes de finalizar el año, que es lo suyo. La situación económica del consistorio está al límite, lo digo, sobre todo, porque si hay que subir los impuestos, lo tendrán que hacer a principios del mandato, para que la gente lo haya olvidado cuando vuelva a votar. El Ayuntamiento, recurriendo al endeudamiento para financiar obras, tiene poco futuro, así que la subida de tributos se terminará imponiendo. Entretanto, el día a día sigue esperando su oportunidad. No hace falta que enumere la lista de asuntos pendientes que están sin atender y el abandono imperante.
