Los PIBs

Viernes, 04 Agosto 2023 21:07

No cabe duda de que Europa está enferma de gravedad. Solo así puede explicarse la tremenda falta de autoridad que demuestra en los asuntos más importantes que le conciernen. En la época de Aznar, España, junto con Inglaterra, fuimos los únicos países europeos que asumimos la vergüenza de hacerle el caldo gordo a EEUU en su política de desestabilizar el Golfo Pérsico. Hoy es toda la UE, al servicio de su amo norteamericano, la que asume las consecuencias conocidas y las que quedan por conocer de una guerra que, en el mejor de los casos, (del peor, mejor no acordarse) no nos aportará nada nuevo ni mejor y de la que solo puede beneficiarse la élite financiera de EEUU.

Pensándolo, se me ocurre que puede ser que todo esto venga de la mano de los productos interiores brutos y bestias, especialmente de los países del este. Hace tiempo que los PIBs de Hungría y Polonia imponen y hacen tragar a Europa sus impresentables exigencias, lo cual, al comprobar lo barato y fácil que les resulta desafiar a las viejas democracias, hace que cunda el ejemplo en los países donde existen gobiernos blandos o pusilánimes. Italia es el país en el que más recientemente el Producto Interior Bruto o salvaje ha tomado el poder.

En estos países, España entre ellos, los PIBs suben impunemente. Cada vez más, muestran su fanfarronería ante la inoperancia, no saber qué hacer y desconcierto de gobiernos débiles, asustadizos o socialdemócratas, Cada vez más enseñan sus cartas (colmillos). Los PIBs no son ni cultos ni demasiado inteligentes, pero tampoco son tontos, por eso solo se lanzan ante sus presas cuando se sienten respaldados por su familiar más cercano, el Primo de Pumosol: el PP. En Murcia, Valencia, Castila León y Extremadura ya nos vamos enterando.

Yo, al igual que en Economía, en esta materia opino que la solución está en el Decrecimiento. Hace años que los más avanzados expertos vienen pregonando que la única solución del Planeta es reconocer algo que es de pura lógica: que es imposible crecer ininterrumpidamente; que, o decrecemos sí o sí, o nos vamos todos al garete sin remedio. No será nada fácil de realizar, nada que valga la pena lo es, estamos hablando de cambiar el modo de ver y vivir las cosas, y eso tiene un precio. Pero hay que hacer algo inteligente y firme con los PIBs, algo que, si no acabe del todo con el problema, cosa que hoy parece inviable, los reduzca a su mínima expresión, que los convierta en algo controlado. Nos va mucho en ello.

No conozco fórmulas mágicas que sirvan para controlar energúmenos, pero lo que sí veo imprescindible es que la ciudadanía sea verdaderamente consciente de los grandes peligros que acechan a nuestro futuro inmediato.


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