Hay que ver como se ha puesto la peña cuando se ha percatado del alcance y dimensión del proyecto del carril bici que está implantando el Ayuntamiento de Sagunto. Los comerciantes, sin ir más lejos, han puesto el grito en el cielo y han recurrido al Partido Popular para ver si se puede poner la venda antes que se haga la herida, porque lo proyectado para la Avenida 9 de Octubre no es poca cosa, pero, según dijo ayer en la Comisión Informativa de Diseño Urbano, Ecología e Infraestructuras, el concejal Javier Raro, hombre fuerte del equipo de gobierno, lo del carril bici, se pongan como se pongan, no tiene vuelta atrás. Según figura en el proyecto, se suprimirá de la citada avenida el carril de bajada, el que va a la playa, así como el aparcamiento de un lado, aunque el otro lo pondrán en batería. Para los usuarios del coche, la vía será solo en dirección oeste, es decir, hacia Sagunto, eso sí, se podrá subir y bajar en bicicleta y patinete por el nuevo carril bici. Que la avenida 9 de Octubre, mientras duren las obras, vaya a estar una temporada larga patas arriba, es, digamos, un daño colateral, temporal, sin embargo, esta modificación tendrá repercusiones muy negativas para los comerciantes, que como ha dicho Javier Raro en la citada comisión, no son más que una parte del conjunto de la ciudadanía.
Todo esto no es más que la antesala de algo que se ha de implantar en las ciudades de más de 50.000 habitantes, me refiero a las Zonas de Bajas Emisiones que, como su nombre indica, son áreas en las que el acceso a determinados vehículos está restringido, debido a sus emisiones, o sea son medidas diseñadas para mejorar la calidad del aire. Se circunscriben a un área amplia dentro de la ciudad, o, incluso, a la ciudad entera, y permiten la entrada a los vehículos que cumplen con los mejores estándares de emisiones. Dicho en román paladino, el Ayuntamiento de Sagunto tendrá que poner en marcha las Zonas de Bajas Emisiones más pronto que tarde porque la ley así lo exige, se trata, por tanto, de sacar del casco urbano el coche con motor a combustión, lo que implica, lógicamente, que hay que crear antes las nuevas infraestructuras para que el personal pueda moverse, no sea que vaya a ocurrir como con el coche eléctrico, que todavía no se dispone de una red de electrolineras capaz de atender la demanda.
Con estas expectativas, habrá que ir haciéndose a la idea de que estamos ante un cambio de modelo que desde la propia administración se impulsa a toda velocidad, se quiere favorecer el vehículo eléctrico, aunque, como he dicho, no haya electrolineras para recargar la batería y solo puedan usar estos nuevos medios de locomoción los que dispongan de garaje con toma eléctrica. Ya saben, esto va a ser por el cambio climático.
