Hay veces que me pregunto para qué sirve pagar impuestos municipales. Las calles están sucias, el servicio de recogida de basura es muy mejorable, la jardinería bastante deficiente. Hay una ordenanza de Convivencia que prohíbe colocar folletos en los coches, pero como nadie sanciona a los que se la saltan, al final, todos esos papeles suelen terminar en el suelo. Más suciedad. Por la avenida del Mediterráneo, pongo por caso, hay algunos que van con la moto a escape libre y otros a bastante más velocidad de la que toca, pero tampoco hay nadie que se ocupe de controlar estos temas. Así es el día a día.
Entrando en asuntos de más calado, vemos como los problemas se eternizan sin que se ponga remedio. Algunos ejemplos: lo del malecón, que es un secarral en primera línea de playa, lleva más de tres décadas esperando una solución, porque la que trajo Ricardo Peralta en 2008 para toda la fachada litoral, se ve que no gustó. Y qué decir del solar de la Alameda, que también lleva años muerto de risa. Ya sé que es de propiedad privada, pero ese terreno, en el centro del pueblo, es de todo menos bonito. Otro escándalo es el del aparcamiento de la playa, lleno de boquetes y fuente infinita de polvo que pone perdidos a los coches que ahí estacionan. Inaudito. Te dicen que como es de Costas no pueden hacer nada. Increíble. Y la Plaza de Bilbao, que también está esperando una solución ni se sabe el tiempo. Otra plaza arrebatada a la ciudadanía es la del Padre Jaime, convertida en aparcamiento, entretanto, el solar que hay detrás de Ciudadmar, que es de propiedad municipal y que constó unos cuantos millones de euros expropiar, está muerto de risa, cuando se podría habilitar como aparcamiento. Pero claro, no quieren que se utilice para que luego, cuando lo venda el Ayuntamiento para hacer más pisos, la ciudadanía no lo eche en falta. Como pueden ver, el Puerto está sumido en un abandono total. Luego dicen que los de Iniciativa Porteña son unos llorones, aún se quejan poco.
Todo esto ocurre porque los recursos públicos municipales no se gestionan bien, la SAG nos cuesta un dineral todos los años, la plantilla municipal parece que se acerca ya a los 900 empleados públicos, además de los que trabajan en la empresa de limpieza, que son más de 400 y los del Consell Agrari. Con tanto gasto, está claro que la recaudación municipal de cada año está prácticamente comprometida, por lo que no queda más solución que recurrir al endeudamiento para hacer algunas obras. El final de todo esto ya sabemos cuál será: subir los impuestos. Entretanto, lo primero que ha hecho Darío Moreno y su gobierno, en el inicio de este nuevo mandato, ha sido subirse el sueldo, que la solidaridad empieza por uno mismo. Genial.
