Sumar

Viernes, 14 Julio 2023 21:05

No quiero ser pájaro de mal agüero, es más, me gustaría equivocarme, pero sospecho que todo este revuelo que está generando en la izquierda el partido de Yolanda Díaz, es similar al que en su día produjo la entrada de «Podemos» en el panorama político. Muchos buenos augurios, mucho apoyo de la gente de izquierdas, que veían un soplo de frescura en las palabras, en las inquietudes y en el talante de Pablo Iglesias y de todas las personas que a su alrededor querían cambiar la política dualista, dándole unos aires diferentes, y una vez pasados ocho o diez años, todo se ha venido abajo y se ha convertido en agua de borrajas.

¿Qué le pasa a la izquierda en nuestro país? ¿Por qué las gentes de derechas se unen por intereses (algo que todo el mundo sabe), aunque se odien, y consiguen lo que se proponen, aun a costa de beneficiarse solo ellos, y los de izquierdas se separan por ideología? ¿No sería mejor intentar ver qué es lo que los une, luchar por ello, y no discutir ni por lo que los separa ni por las formas que se emplean en exponer las razones de sus ideas?

Sé que hay mucha gente que no ve con buenos ojos los modos en los que se ha constituido «Sumar», y no ven bien que se hayan dejado en la cuneta a personas que han hecho mucho por la política social en nuestro país, que siempre ha adolecido de desunión y de ruptura en puntos en los que los egos han contado más que las propuestas, y las personas más que los programas y los proyectos, pero sospecho que ese talante mordaz, cáustico y a menudo punzante de las ministras de Podemos, quizá heredado de las formas y del proceder del propio Pablo Iglesias, haya sido lo que ha hecho que, tanto la propia Yolanda Díaz, como sus más allegados hayan querido separar aquellos métodos y aquellas fórmulas de las que deberían ser las nuevas formas de Sumar, porque ¿es necesaria la exaltación? Seguramente, no. Ya lo dice el dicho: «Se saca más besando que mordiendo». Sin embargo, entiendo que a veces es necesario decir las cosas con claridad, sin medias tintas, y eso hace que nuestro verbo adquiera más decibelios de la cuenta.

No hay que discutir los valores de Pablo Iglesias, como tampoco se deben discutir los de Irene Montero, Ione Belarra y todas las demás que han conformado Unidas Podemos. Todas han hecho mucho por las clases más desfavorecidas, y eso debe ser lo más importante y lo que debe contar para sus votantes y sus partidarios.

Creo que en Sumar no se debería vetar a nadie, sobre todo a los que han demostrado tener una ideología profundamente progresista, velando por los más necesitados y construyendo políticas que realmente son sociales, pero sospecho que Yolanda Díaz quiere darle a su partido un aire diferente, más moderado, quizá para acercarse más al PSOE, quizá para ser más prudente, más templada (es gallega), más sutil o menos insensata, aunque esto último habría que matizarlo, porque lo que al final cuenta es que haya sido capaz de agrupar en un mismo partido a todas aquellas personas que están situadas a la izquierda del PSOE.

Las buenas formas en política deben contar por encima de todo, y no es necesario llegar a los extremos edulcorados y dulcificados de un PSOE que siempre ha pretendido unir a la izquierda tranquila con el centro moderado, pero sospecho que tampoco es necesario llegar a unas cotas de acritud que no demuestran ser más ecuánime ni apoyar a los más desheredados.

En el centro está la virtud, y no hablo de lo que se ha considerado tradicionalmente como centro político, no, hablo, simplemente del centro de las actitudes y de las formas. No hay que decir a todo que sí, sobre todo a lo que viene de los poderes económicos y del gran capital, pero tampoco podemos decir lo contrario de una forma arrebatada y pegando puñetazos sobre la mesa, al estilo de la vieja guardia sindicalista. Un ejemplo: Aunque las empresas las aúpen o las destruyan los trabajadores (algo que siempre se puede cuestionar), hay que contar que el poder en ellas lo tienen los empresarios, y con ellos es con quien hay que dialogar, negociar y llegar a los acuerdos necesarios para que se beneficie a los trabajadores, porque si los trabajadores están contentos y tienen un salario digno, eso va a repercutir en que su labor sea más adecuada y eso va a favorecer a la empresa y a los empresarios; por lo tanto, desde los poderes políticos se ha de tener mucha mano izquierda (valga la redundancia) para conseguir los beneficios necesarios para los trabajadores, y esto debería ser igual gobierne quién gobierne.

Sin embargo, todos sabemos lo que hace la derecha cuando gobierna (y a quién protege) y lo que hace la izquierda cuando ostenta el poder, y eso es muy importante para todos, por lo tanto es necesario que el día 23 de julio vayamos todos a votar, que no castiguemos, como hacemos a veces, a los partidos de la izquierda por estar desunidos, que no hagamos caso a los cantos de sirenas de la derecha, que solo quieren confundirnos, que seamos honestos y olvidándonos de egos innecesarios, apoyemos a aquellos que van a luchar por los más oprimidos, por los más desfavorecidos o por los más necesitados.


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