El equipo de Gobierno de Sagunto, que forman los doce concejales del PSOE y el único edil de EU-UP, no presentó en el pleno del pasado martes una propuesta de salarios para los liberados y asesores de la nueva corporación municipal. Esto se hizo para que entrara en vigor de forma automática lo que dispone el Reglamento Orgánico Municipal (ROM), que fija las retribuciones máximas que se pueden percibir. De esta manera y con la que está cayendo, es ciertamente espectacular la subida salarial de la que se van a beneficiar los liberados y asesores. Hay que dejar bien claro que el Ayuntamiento no es una empresa y que los criterios de funcionamiento y remuneración no responden, en ningún caso, al grado de responsabilidad o eficacia, ni mucho menos a los resultados de la gestión que realiza el gobierno de cada momento. Al frente de este u otro consistorio puede haber un grupo de mastuerzos que lleve la institución a la ruina y realice una gestión mediocre, pero, al mismo tiempo, disfrute de unos salarios muy altos. Es más difícil que suceda lo contrario, es decir, que gente competente ocupe un cargo político en un ayuntamiento de segunda, como el de Sagunto, porque, como norma general, los buenos gestores, la gente capaz, no necesita recurrir a la política para ganarse la vida holgadamente en el ámbito privado.

Hay que dejar bien sentado que el equipo de Gobierno de Darío Moreno goza de la mayoría suficiente para determinar el salario que han de percibir, diré más, podrían modificar el ROM y fijar unas percepciones mucho más elevadas todavía. Creo que lo harán en un futuro. Cuestión distinta es que algunos miembros del Gobierno, que antes estaban de becarios o directamente en el paro, ahora cobren esos salarios tan fabulosos, pero esto ya depende de la honestidad, la honradez y la ética de cada cual. Lo que esa mayoría no legitima de ninguna manera es que Darío Moreno y su equipo actúen de tapadillo, como si fueran trileros de poca monta, para que la ciudadanía no se entere de que se han mejorado mucho sus sueldos, que es lo que han hecho. Porque, convocar un pleno extraordinario y urgente a las ocho de la mañana y no llevar una propuesta para que se apliquen automáticamente las máximas retribuciones, es justamente eso.

Si Darío Moreno considera que deben cobrar más, que lo diga claro, que no vaya a hurtadillas y que tenga la valentía de asumir el coste político de esa decisión. La forma de proceder ha sido completamente oscura, lo que me permite afirmar sin temor a equivocarme que este Gobierno municipal de mayoría socialista es el más opaco desde las primeras elecciones democráticas. Un mal ejemplo y una muestra de endiosamiento, prepotencia y máxima torpeza, que, de cualquier forma, apunta maneras. Luego se lamentan de los avances del PP y Vox.