El Sol

Viernes, 30 Junio 2023 21:05

Que el Sol es fundamental para la vida en la Tierra todos lo sabemos. Es importante su luz, su calor y, entre otras cosas, esa atracción que ejerce sobre la Tierra, que hace que esta se mueva a su alrededor formando una órbita.

La importancia que tiene ya lo sabían los antiguos egipcios que lo consideraban dios, el dios Ra. Ra era el dios del Sol y del origen de la vida en la mitología egipcia, y era el símbolo de la luz solar, creador de la vida y responsable de la muerte y la resurrección. En los primeros tiempos era la figura más importante del Mundo Inferior, y se decía que cada noche viajaba por ese mundo bajo la forma de Auf-Ra, el sol poniente. Para viajar por el cielo se creía que lo hacía en barca de Oriente a Occidente en un viaje de 24 horas, y según los momentos del viaje, se manifestaba en tres entidades diferentes: al amanecer era Jepri; al mediodía era Horajti y al anochecer, Atum.

A principios del Imperio Antiguo, Ra era solo una de las diferentes deidades solares existentes, pero hacia el año 2400 a. C. se convirtió en el dios oficial de los faraones, que se consideraban descendientes de él, incluso sus encarnaciones. Durante la V dinastía fue elevado a deidad nacional y más tarde vinculado al dios tebano Amón, y así se convirtió en Amón-Ra, la principal deidad del panteón egipcio.

Nos cuenta la leyenda que en un principio no había luz (y esta leyenda está emparentada con la que se refleja en la Biblia). Solo existía la oscuridad y una gran extensión de agua que recibía el nombre de Nun. El poder de Nun era tan grande que desde el interior de la penumbra hizo brotar una isla, la cual sirvió de apoyo a Ra. Y entonces, el Sol apareció por primera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse.

La luz del Sol tarda unos ocho minutos en llegar hasta la Tierra, por lo que si el astro rey desapareciera de pronto, ese sería el tiempo en el que los seres humanos tardaríamos en darnos cuenta de que ha llegado una oscuridad casi total. Pero ¿qué ocurriría si el Sol desapareciera por completo?

El Sol es el astro que sostiene la vida en la Tierra y nos da luz, calor y energía. Si un día el Sol se apagara por cualquier motivo las consecuencias no serían instantáneas. La Tierra mantendría el calor durante algún tiempo, aunque los seres humanos y las plantas notarían el frío a los pocos días. El primer cambio que notaríamos sería, evidentemente, la ausencia de luz, aunque tendríamos de momento la luz de la luna, pero esta no sería igual en todos los puntos del planeta. La electricidad y los combustibles fósiles podrían utilizarse durante un tiempo, lo que nos permitiría tener iluminación artificial; pero sin la luz del Sol desaparecería la fotosíntesis y con ella desaparecería también casi la práctica totalidad de la productividad natural de la Tierra, ya que las plantas no podrían coger y expulsar el dióxido de carbono que las mantiene con vida. En teoría habría oxígeno suficiente para unos miles de años, pero sin duda el fin del mundo estaría mucho más cerca.

En una semana la temperatura de nuestro planeta bajaría hasta el punto de que los mares y los océanos empezarían a congelarse. Los seres humanos podrían tratar de sobrevivir durante algunas décadas en refugios geotérmicos; pero además de calentar e iluminar la Tierra, el Sol proporciona la gravedad que nos mantiene en órbita, con lo cual, sin su masa, volaríamos a la deriva al cabo de esos ocho minutos, nuestro planeta se desplazaría en línea recta por el espacio, iluminados solo por la tenue luz de las estrellas, y dos meses después de la desaparición del Sol, el mundo sería una enorme bola de nieve.

Pero no es necesario que caigamos en el catastrofismo que de vez en cuando nos marcan ciertas profecías. Lo que tenemos que hacer es preocuparnos por entender mejor al Sol, lo mismo que entender y respetar la naturaleza, indagar en el estudio de la ciencia y olvidarnos de todos esos mitos y leyendas que lo único que sirven es para atrofiarnos la mente y oscurecer el pensamiento, porque la ignorancia es tan perjudicial como el alarmismo apocalíptico extremo.


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