Si el alcalde, Darío Moreno, no lo remedia, podría decirse que el Centro Solidario de Alimentos de Sagunto se verá abocado a echar el cierre por falta de recursos económicos. El municipio ya aporta 85.000 euros anuales, pero harían falta 80.000 más para cubrir las necesidades actuales, que no han dejado de crecer porque hay más personas necesitadas y porque los productos son mucho más caros. Supongo que un gobierno municipal progresista no tendrá inconveniente en aumentar su aportación en cantidad suficiente para que el CSAS no colapse y pueda seguir prestando ayuda a los más desfavorecidos. De todos modos, ya se dejó que echara el cierre el comedor social. ¿Se acuerdan?
Leyendo el detallado informe que ha elaborado el CSAS, me ha llamado la atención, especialmente, cómo han subido los precios de productos básicos. A título ilustrativo voy a citar algunos ejemplos del subidón producido entre marzo de 2020 y 2023: un litro de leche ‘semi’ un 69,23%; un paquete de 200 gramos de galletas María un 71,62%, un kilo de azúcar un 77,78% y uno de harina de trigo hasta un 109,38%; un kilo de macarrones aumenta un 96,61%, un litro de aceite de girasol un 88,24% y uno de oliva ha batido todos los récords, aumentando un 116,90%. Un atraco a mano armada. No hace falta ser una mente privilegiada para darse cuenta de que esto no tiene nada que ver con la inflación, la guerra de Ucrania o los costes energéticos, al menos, en esa proporción tan absolutamente desproporcionada. Está bastante claro que aquí se están hinchando los precios artificialmente para mejorar mucho el margen de beneficios. No cabe otra explicación.
A este incremento de los alimentos tan escandaloso se enfrentan todos los días millones de personas en España. Esto es lo que realmente le preocupa a la gente de a pie y lo que puede propiciar el cambio de gobierno en España el 23-J. No deja de ser curioso que, en Francia, un gobierno de corte neoliberal haya sido capaz de acordar con las grandes cadenas de supermercados limitar el precio de productos básicos, reduciendo los márgenes de las distribuidoras, sin embargo, en España, un gobierno progresista no ha querido topar esta escalada de precios tan desorbitada, al menos, en los productos de primera necesidad. Igual influye que no haya por estas latitudes chalecos amarillos y contentación social.
Nos venden que la economía va como un tiro, que el PIB en España crecerá por encima de la media europea. Todo eso es cierto, pero ya hace mucho tiempo que el Producto Interior Bruto dejó de ser el indicador más adecuado para medir el bienestar de la población, de hecho, entre la subida de los alimentos, los tipos de interés y los productos energéticos, cada vez hay más gente que no llega a final de mes y lo está pasando fatal.
