No solo de ilusión se vive

Viernes, 16 Junio 2023 21:07

2023 no es 2014. En 2014, con el empuje del 15M, muchas personas jóvenes decidimos empezar a implicarnos en política institucional, en el germen de Podemos y las candidaturas municipalistas que florecieron aquí y allá. Sin embargo, el tiempo ha transcurrido y esa ilusión inicial ha disminuido, por diferentes motivos. Hoy, en 2023, la convocatoria anticipada de elecciones generales ha obligado a reorganizar y agrupar el espacio político que se ilusionó hace unos años, pero, esta vez, más por una cuestión de practicidad que de entusiasmo. Seamos realistas, después del duro revés electoral del 28M, la izquierda no puede permitirse otra opción. Personalmente, me hubiera encantado que el proceso de construcción de Sumar se hubiera desarrollado de forma diferente. La prisa no es una buena compañera y lo ideal hubiera sido que el espacio de confluencia de la izquierda se hubiese forjado gradualmente. No obstante, con poco más de un mes para las elecciones generales, esa opción ya no es viable.

Es comprensible que, dado el panorama político actual, nuestra ilusión no esté en su punto más alto. Sin embargo, a pesar de ello, creo firmemente que tenemos otros elementos en los que apoyarnos, como la confianza. Tenemos la seguridad de que contamos con el mejor proyecto de país, respaldado por una firme voluntad de seguir construyendo un Estado que proteja a su ciudadanía, promueva la igualdad y fomente políticas ambientales sostenibles, con una economía próspera y un papel destacado en Europa. Esto se ha evidenciado a lo largo de la legislatura por parte del gobierno de confluencia. Las ideas constituyen el pilar fundamental de cualquier proyecto político y, en los documentos generados por los diferentes grupos de trabajo de Sumar —disponibles en su web—, se presenta un proyecto de país claro y definido, que no se limita a un periodo de cuatro años, sino que abarca la próxima década. Estos planes tienen una visión a largo plazo, porque las transformaciones profundas requieren tiempo y perseverancia.

Es el momento de ser personas prácticas, de salir a votar en masa para defender los avances sociales logrados y también generar un muro de contención a los gobiernos autonómicos de la extrema derecha, como el del País Valencià, que quiere socavar los derechos de muchas personas, especialmente de las más vulnerables y de los colectivos minorizados. De hecho, el acuerdo público alcanzado entre el PP y Vox revela su intención de llevar a cabo una significativa rebaja de impuestos, cuyo coste se traducirá en recortes y deterioro de los servicios públicos, una receta ya conocida. Por no comentar el considerable atraso que supone este pacto en materia de igualdad, medioambiente, derechos de las personas migrantes o políticas de memoria democrática. Han venido para destruir todo aquello que nos hizo una tierra referente en progreso y derechos y lo están dejando claro desde el primer momento.

Por eso, el 23 de julio no puede quedar ni una persona progresista en el país que no acuda a votar, porque ya hemos visto lo que pasa cuando no votamos. Aunque las fechas puedan resultar desfavorables, existen opciones como el voto por correo, que puede solicitarse ya y hasta el 20 de julio. A pesar de todas las decepciones, las heridas abiertas en el espacio del cambio o los deseos de que los tiempos y formas hubiera sido de otra manera, hay que acudir a las urnas. No es momento para la desesperanza, están en juego las políticas que se harán en los próximos cuatro años y que determinarán que la vida de muchas personas sea mejor o sea peor.

En esta campaña pasada leí una frase que me gusto y que decía algo así como que votar es como ir en autobús. Es muy complicado que un autobús te deje exactamente en el sitio al que quieres ir, pero coges el que te deje más cerca. Me pareció una descripción perfecta de la actitud que deberíamos de tener a la hora de votar, especialmente entre el electorado de izquierdas, mucho más crítico y exigente con sus opciones electorales y que fácilmente se desmoviliza cuando siente que ningún partido acaba de representarle por completo.

El momento político actual exige pragmatismo y acción. Aunque la ilusión de años pasados pueda haber disminuido, aún tenemos motivos para confiar en el proyecto de país de la izquierda transformadora. A pesar de las circunstancias, debemos aprovechar esta oportunidad para votar masivamente, para hacer escuchar nuestras demandas, proteger los avances sociales logrados y asegurar un futuro mejor para todas las personas de nuestro país.


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