La marea

Viernes, 02 Junio 2023 21:07

Yo tenía preparado un artículo para esta semana, dando por hecho que el PSOE, aunque fuera por poco margen, iba a ganar las elecciones autonómicas y municipales, al menos en un número importante de ciudades y comunidades, y que tendría que volver a pactar con los partidos de izquierdas o nacionalistas, como lo había hecho hasta ahora. También pensaba que aquí, en la Comunidad Valenciana, ocurriría algo similar a lo de la legislatura anterior, y que el pacto con Compromís y con EU-Podemos sería necesario. Pero no ha sido así, el bloque de derechas se ha ensanchado y la marea azul ha inundado los ayuntamientos de las ciudades más importantes, esas que hasta ahora estaban gobernadas por el PSOE.

Lo mismo ocurre con las comunidades, y esto me permite sacar dos conclusiones importantes. Una, que mis dotes proféticas en política son nulas, y otra, que la memoria de los españoles tiene mucho que desear. No recordamos lo que la derecha ha estado haciendo cuando gobernaba; no recordamos a quién ha favorecido siempre; no recordamos de qué iconos nacionales se ha apropiado y a quién a perjudicado en beneficio de a quién.

Nuestro talante democrático debe prevalecer por encima de cualquier cosa, eso debe ser así, no podemos volver a las cavernas de la sinrazón y el despotismo; pero el que una mayoría haya optado por una determinada opción política, no quiere decir que esa mayoría tenga razón, como tampoco significa que lo que esa mayoría haya decidido con su voto vaya a ser lo mejor para la ciudadanía en general.

Las mayorías, a veces, se equivocan. A lo largo de la historia lo hemos visto en numerosas ocasiones. Una de ellas, si no la más significativa una de las más reveladoras, fue el voto mayoritario que los alemanes le dieron en su día a Hitler. ¿Tenía razón la población alemana dándole el poder al nacismo? ¿Era lo mejor que para ellos podía haber? Evidentemente, no.

Sin embargo, no quiero decir con esto que la situación ahora y aquí sea la misma, Dios me libre de pensar eso, solo he querido poner un ejemplo de que la mayoría a veces se equivoca, nada más. Que nadie piense lo contrario, porque nada hay más lejos en mi ánimo que el comparar este tsunami del PP con un hecho terrorífico y deleznable como fue el nacismo.

Sin embargo, a pesar de este varapalo al PSOE, nos queda el consuelo de pensar que en el Camp de Morvedre, donde nos movemos a diario, no ha llegado la marea azul arrasando, que en la mayoría de las poblaciones han ganado los socialistas y que en algunas poblaciones, como Sagunto o Canet, el PSOE, no solo ha revalidado su gobierno, sino que además ha aumentado el número de ediles, con lo cual su fortaleza se ha multiplicado. Ahora les toca, porque eso parece inevitable, pactar con otras fuerzas, y para eso están los partidos de izquierdas, que siempre favorecerán a los más necesitados, ya que el PSOE, podríamos situarlo en un centro pacífico, un centro en el que hubo un tiempo que parecía invulnerable, y que, como ya vemos, no deja de ser tan maleable y tan endeble como el que más.

Pero también el PP tiene que pactar con otros partidos para conseguir las alcaldías y las presidencias de las comunidades. Feijóo ha comentado en más de una ocasión que él no es partidario de pactar con VOX, sin embargo, si ahora quiere que gobiernen todos los que han conseguido mayoría en su partido, como suele decirse, le va a tocar bailar con la más fea.

Porque de Ciudadanos para qué hablar. Del partido naranja, como dice un amigo mío, no han quedado ni las raspas. Esto sí que se venía ya venir. Ciudadanos no ha sido nunca el centro que ha querido representar sino un ala de la gaviota popular, un ala que ahora ha sido abatida por los plomos de todos esos que nunca quisieron que el PP se desmembrara, así que no le queda más opción que pedir la mano de VOX, esa moza que no le gusta a Feijóo, pero que le interesa para gobernar.

Bueno, pues eso es lo que hay. Veremos lo que el futuro inmediato nos aguarda después de que Pedro Sánchez haya adelantado las generales al 23 de julio ante el fiasco de las autonómicas; y veremos lo que son capaces de hacer estos nuevos estadistas del PP que han heredado las siglas de un partido corrupto, en el que una gran cantidad de sus miembros han sido también condenados por malversaciones y corruptelas.

Y vuelvo a pensar en el consuelo que nos queda a los saguntinos, aunque ya sabemos lo que dice el refrán: «Mal de muchos consuelo de tontos».


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