Coherencia

Viernes, 05 Mayo 2023 21:06

La coherencia, como la define la RAE, es la «conexión, relación o unión de unas cosas con otras; y la actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan». Otra definición encontrada dice algo similar: «es la relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de algo, de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas». También es «la cualidad de la persona que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa». Es decir, todas las definiciones van, más o menos, encaminadas por la misma senda.

Hasta aquí todo está bien, o todo nos debe parecer bien, supongo. Sin embargo, hemos de pensar si todo eso que le exigimos a los demás también nos lo exigimos a nosotros mismos, porque eso también puede formar parte de la coherencia. A menudo vemos las críticas despiadadas —y cuando estamos en campaña electoral, se ve con más profundidad— que muchos políticos despliegan contra sus adversarios, criticando todo aquello que están haciendo mal, según ellos, pero no recuerdan que eso mismo que critican, incluso algo más grave, es lo que ellos han estado haciendo cuando gobernaban. ¿Es eso coherencia?

La coherencia es una palabra femenina, y lo femenino siempre ha estado unido a la sensibilidad, y al lado de la intuición, de la delicadeza, de la afectividad, de la compasión, de lo sentimental, y todo esto, que podríamos decir que son cualidades del espíritu, son algo que deberían de alcanzarnos a todos, por eso sería importante que, antes de hablar mal de nadie, hiciéramos un examen de conciencia, y comprobáramos si aquello que vamos a criticar de los demás no es algo que antes hemos hecho también nosotros.

Creo que en la vida todos deberíamos de ser ecuánimes, todos deberíamos de ser imparciales en nuestros juicios, todos deberíamos de mantener una postura equilibrada, alejada tanto del apego como de la evitación, es decir, no aferrarnos a eventos o emociones positivas de nuestra vida, pero tampoco luchar contra aquellas que nos desagradan, porque es posible que todo eso que podemos pensar que es nefasto en los demás, en algún momento de nuestra vida lo hayamos atravesado nosotros también o en un fututo lo podamos atravesar.

Ya sé que esto es una teoría, y que las teorías están muy bien, pero después lo que cuenta es la práctica, y todos podemos teorizar en un momento dado, pero después qué… Como dice el refrán «no es lo mismo predicar que dar trigo», y ya sabemos que cuando alguno se sube al púlpito y empieza a hablar, se le desata la lengua y habla más de la cuenta, o habla de algo que debería silenciar.

Creo que lo mejor sería hacer un análisis pormenorizado de nuestros actos, de nuestras vivencias y de nuestra forma de pensar, antes de lanzarnos a la piscina, que nos la encontremos vacía y que nos estrellemos contra el fondo.

Después nos queda el recurso que muchos empleamos. El decir «somos humanos y por lo tanto imperfectos». Es cierto, pero ¿eso mismo somos capaces de reconocerlo de los demás? Si fuésemos capaces, podríamos pensar entonces que estamos actuando con coherencia, y eso sí que sería humano.


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