El olvido

Viernes, 28 Abril 2023 21:07

Cuando en 1978 se firmó entre todos los partidos políticos aquella especie de tratado —que daría paso a la Constitución— para enterrar las discrepancias que habían iniciado la guerra civil, y firmar, con ello, una paz para el futuro, en la que cupieran sin rencores todas las opciones políticas, no se tuvo demasiado en cuenta las fisuras que quedaban ni quiénes eran los perjudicados de aquellos acuerdos: Los mismos desfavorecidos de siempre, los que habían perdido la guerra, o sus hijos, o sus nietos; y no digo esto porque yo me encuentre entre ellos, precisamente, mi familia estaba entre los otros; pero uno tiene que ser objetivo, consecuente y ver la realidad de las cosas, y porque uno sea rico —por ejemplo— (que no es mi caso, desde luego) no debe defender a los ricos, hagan lo que hagan y actúen como quieran, debe defender la legalidad, la justicia y, en igualdad de condiciones, al más necesitado, al más desahuciado y al que menos recursos posea. Eso, al menos, es lo que yo pienso.

En las cunetas y en las fosas comunes quedaron desperdigados los restos hacinados de muchos, cuyo único delito era no haber pertenecido al bando nacional, a ese bando que propició la guerra para desterrar la república que había sido aprobada por una mayoría de la población; pero en aquel lejano 1978 no se quiso tocar este tema para «no herir ciertas sensibilidades», ¿las sensibilidades de quién? Sí, había que olvidar lo nefasto de aquella guerra y dar un carpetazo, sin embargo siguen existiendo ramalazos, y cada vez más, de franquistas, que no vivieron aquella guerra, ni saben nada de ella, pero que quieren resucitar aquel espíritu dictatorial, antes de aceptar la Constitución y modificar todo aquello que se encuentra obsoleto en la misma. Precisamente, todos esos que ahora se declaran más constitucionalistas que nadie, son los que en su día no votaron a favor de ella, pero, claro, eso no lo recuerdan, como no recuerdan lo que no quieren.

«No olvidan ni perdonan» —dicen—, y se refieren a todos los atentados terroristas de ETA, y cada día exhiben en las redes sociales fotografías de las personas que en su día fueron asesinadas, para darles así más visibilidad.

Creo que son pocos los que aplauden que existieran atentados, aunque no se publicite, porque seguramente no es necesario, y me parece que estar a favor de la violencia, sólo están los que la practican; pero esos mismos que no quieren «olvidar ni perdonar», reniegan de la Memoria Histórica, quieren arrinconarla (de hecho, hasta hace bien poco no había presupuesto oficial, se había anulado durante el gobierno de ese «desconocido» M. Rajoy); y de todas las atrocidades cometidas después de 1939 por todos aquellos afines al régimen del dictador, de esas no quieren hablar, quieren pasar página, silenciarlo todo, como si en la memoria de muchos no se tambaleara el aguijón de esos recuerdos.

Olvidar es algo que puede ser provocado deliberadamente para no hurgar en aquello que nos atenaza de una forma más o menos cruel; o puede ser por carecer de memoria; o por pretender perdonar ciertas injurias que no sirven más que para torturar nuestra mente.

Creo que los que ni olvidan ni perdonan están resentidos, están amargados, no conciben que, durante los cuarenta largos años de democracia que han transcurrido desde la muerte del dictador, haya gobernado más una izquierda, supuestamente tranquila y conciliadora, que una derecha beligerante y rencorosa. No conciben que todos los derechos que en estos años se han ido institucionalizando hayan partido siempre de gobiernos socialistas (y con la oposición permanente de la derecha y de todos sus aliados). Querrían volver a las cavernas de la sinrazón y del primitivismo, y tener amordazados a todos esos que reivindican nuevos derechos, a todos esos que no olvidan, pero que son capaces de perdonar.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Lo último de José Manuel Pedrós García

Más en esta categoría: « Gestación subrogada Coherencia »

 

 

SUCESOS

SALUD