Curiosidades

Viernes, 14 Abril 2023 21:07

He leído algunas curiosidades que me parecen al mismo tiempo sorprendentes e interesantes. Y digo esto porque yo siempre le busco a todo, no sé por qué, si no la correspondencia con la sociedad actual, o con la vida humana, ese paralelismo que nos puede hacer pensar o reflexionar, esa relación del ser humano con la naturaleza, con el arte, con lo social y con la política, es decir, con las cosas que siempre me han interesado.

Si ponemos a un buitre en una caja que tenga unas medidas de 2 x 2 metros de base y un metro, por ejemplo, de altura, es decir, suficientemente amplia, y que esté completamente abierta por la parte superior, esta ave, a pesar de su gran destreza para volar, se convertirá en un completo prisionero. Esto se debe a que el buitre siempre empieza el vuelo desde el suelo, con una carrera de tres a cuatro metros. Si no tiene espacio para correr, como es habitual en él, ni siquiera intentará volar, sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo.

El murciélago común, que es capaz de volar durante la noche por cualquier parte, es un animal sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo, en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrarse indefenso, y quizá de una forma dolorosa, hasta alcanzar algún lugar ligeramente elevado, desde el que se pueda lanzar hacia el aire, o caer al vacío, entonces, inmediatamente, empezará a volar. Esa es la razón, o una de las razones, por la que se les puede encontrar en el techo de las cuevas durmiendo boca abajo.

Si depositamos a una abeja en un recipiente abierto, permanecerá allí hasta su muerte, a menos que sea sacada del mismo. Nunca verá la posibilidad de escapar que tiene por encima de ella. Sin embargo, persistirá tratando de encontrar alguna forma de escape por los laterales cercanos al fondo. Seguirá buscando una salida donde no existe ninguna, hasta su muerte.

Con frecuencia, las personas somos como el buitre, el murciélago o la abeja. Luchamos con nuestros problemas y frustraciones, sin darnos cuenta nunca que todo lo que tenemos que hacer es mirar hacia arriba. Esa es la respuesta, el camino para salir de cualquier situación que nos produzca un cierto desasosiego, la solución a cualquier problema: Mirar hacia arriba.

La tristeza, como la nostalgia, nos hacen mirar hacia atrás, hacia ese pasado que consideramos que fue mejor. Cuando sentimos preocupación por algo miramos alrededor, a ver dónde podemos encontrar una salida airosa. La depresión nos incita a mirar hacia abajo, lo mismo que hacemos cuando no estamos seguros de nosotros mismos, o cuando algo nos agobia más de la cuenta; pero cuando tenemos fe en nosotros mismos, siempre miramos hacia arriba, o hacia el frente. Allí es donde encontramos la solución a los problemas. Mirando hacia arriba es como podemos encontrar la paz y la felicidad.

Todo esto, que parece como un cuento con moraleja, o algo sacado de un libro de autoayuda, no es así. Es algo más profundo, algo sobre lo que deberíamos pensar. Por lo menos, a mí así me lo parece.


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