Desequilibrios

Miércoles, 05 Abril 2023 21:06

La guerra de Ucrania no es sólo una contienda entre Rusia y Ucrania (país que en su día fue desmembrado de la URSS); pero parece ser una guerra en la que Rusia pretende anexionarse de nuevo un terreno estratégico, que se encuentra en un enclave básico para la expansión del «mesianismo», quizá «fundamentalista», de Putin. Sin embargo, no es una campaña entre Oriente y Occidente; ni una cruzada entre el socialismo y el capitalismo. Sin duda es algo más. Algo más escondido detrás de la barbarie que supone cualquier guerra; detrás de la deslealtad que se esconde entre las filas de la diplomacia más sibilina y más confusa; detrás incluso del cinismo que supone el no reconocer que todos aquellos que han criticado al Kremlin han sido abatidos —fallecidos por causas extrañas, aparentemente, eso sí, pero abatidos a fin de cuentas— por sus garras, que se extienden hasta los lugares más inverosímiles, de los defensores a ultranza de esa ideología enrevesada de un Putin altivo que sólo ve una Rusia tan imperial como en la mejor época de los zares, y tan poderosa como la URSS más emblemática.

Sin embargo, las cosas no son siempre como parecen. Ni los rusos son los únicos malos de la película; ni EEUU es el país redentor de nada; ni Ucrania es el David que se enfrenta a Goliat con una honda (recordemos que la honda es un arma de largo alcance, ¿quizá como los misiles actuales?), porque está reclamando a Europa y a EEUU más material bélico de última tecnología para plantarle cara al gigante «filisteo» de Putin, y eso, que puede parecer muy legítimo, es posible que sólo sirva para arrastrar aún más la agonía de un pueblo que no se lo merece.

Seguramente, al final, todo es un problema de desigualdades, de desequilibrios, porque Europa y EEUU, es decir occidente, son los causantes de todos los problemas que en el mundo existen, de los problemas que hacen que unos países estén empobrecidos y otros sean inmensamente ricos, y estoy hablando de países por no hablar de personas. Las crisis hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres; pero todos los países de occidente, o una mayoría, han invadido históricamente a países africanos, sudamericanos y asiáticos, se han adueñado de sus riquezas naturales, han explotado a la población indígena, y se han aprovechado de su superioridad cultural, intelectual y bélica para desestabilizar y noquear a pueblos enteros, sin ningún miramiento, ensañándose a veces de la forma más cruel para demostrar su superioridad (recordemos, sin ir más lejos, los abusos y la masacre que los belgas del rey Leopoldo II hicieron en el Congo, y no es necesario hablar de algo más cercano).

Existen desequilibrios en nuestro planeta, y desequilibrios graves, pero eso sólo lo potencia el afán de superioridad, el ansia por acumular riquezas desorbitadas, el invadir territorios para saquear sus haciendas, tesoros y caudales, es decir, todo eso lo potencian los egos desmesurados, la barbarie adornada de civilización y el afán de riqueza. No pensamos nunca en los demás, sólo nosotros mismos somos los bienhechores de nuestra propia compasión, y así, evidentemente, no construimos ningún futuro estable, y menos aún, feliz.

Estamos en una semana de espiritualidad, de recogimiento y de retiro, y deberíamos meditar cuál es nuestro papel en esta sociedad y en este mundo, y pensar que lo que hacemos no es lo más adecuado para eliminar las desigualdades que existen.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Más en esta categoría: « Falsificaciones Curiosidades »

 

 

SUCESOS

SALUD