Ya están cortando las calles como preámbulo a lo que será el montaje de los monumentos falleros que lucirán en nuestro pueblo a lo largo de la próxima semana. Estas fiestas están muy arraigadas en El Puerto, donde se encuentran las comisiones falleras más importantes de la Federación Junta Fallera de Sagunto, que por cierto, dado que está conformada por comisiones de varios pueblos de la comarca, quizá alguien debería plantear que se cambiara el nombre a Federación Junta Fallera del Camp de Morvedre.

En la fiesta de la Crida celebrada hace unas semanas, se hizo referencia a la primera falla que se montó en la comarca, concretamente aquí, en El Puerto, a la altura del número 52 de la calle Poeta Llombart. Muy llamativo el hecho de que se plantara en nuestro pueblo, donde convivían familias y descendientes de muy diferentes procedencias de la geografía nacional.

En aquel momento, año 1927, existía un fuerte sentimiento segregacionista en El Puerto. De hecho, se produjo el primer intento de constituir nuestro pueblo en municipio independiente. Ese deseo se vio reflejado en el monumento fallero, cuyas críticas seguro que le suenan en la actualidad muchos vecinos de nuestro pueblo, a pesar de que ha pasado casi un siglo.

Entre las escenas que conformaban la falla, se destacaban las inundaciones en la zona de la actual plaza uno de mayo y calle Luis Cendoya, se hablaba del abandono de las calles de El Puerto, del pésimo servicio de recogida de basura, o del pestilente olor que hacía en la zona del matadero, y así una serie de cuestiones dirigidas hacia el trato discriminatorio que recibía nuestro pueblo por parte del ayuntamiento de Sagunto.

Las fallas han prevalecido a pesar de la guerra, las crisis, el cierre de altos hornos, y diferentes situaciones que han marcado la historia de nuestro pueblo. Son muchas las familias que tienen o han tenido algunos de sus componentes dentro de algunas de las comisiones de El Puerto. Como ejemplo, mi madre fue fallera de la Rodrigo, o mi hermana Carmen de la Victoria, y mi hija Mónica de la Merello…

En mi caso, he vivido esta fiesta fuera de las comisiones, pero he de decir que, como valenciano me siento muy orgulloso de la forma de vivir nuestra fiesta grande. Guardo muy gratos recuerdos de mi niñez en la plaza de los “pepes” donde se plantaba la falla Victoria, donde viví lo que para mí eran las mejores verbenas, castillos o mascletaes de El Puerto. Evidentemente era la visión de un niño, pero para mí, aquellos momentos constituyen un recuerdo imborrable y generan en mí un cariño muy especial hacia las fallas. Agradecer a todo el mundo fallero, el gran esfuerzo que realizan para darnos estos días tan especiales, marcados con letras de oro en el calendario de muchos porteños.