Por si no tuviese pocas ocupaciones a las que atender el gobierno tripartito de este municipio, ahora le viene lo que sigue. La oposición política, con nuevo frente posibilista abierto, también habrá de definirse, manifestarse, proponer, apoyar u oponerse. Y, por supuesto, el vecindario local, sea porteño o saguntino. Aquellos, todos, por si tuviesen propiedades públicas que velar para los intereses comunes. Los segundos, porque algunos podrían tener alguna propiedad privada y sagrada por la que pelear; más aquellos y aquellas contribuyentes locales que desean, o no, disfrutar de las intenciones manifestadas en días pasados por el Ministerio para la Transición Ecológica, reflejadas en documento al efecto. Se propone “revisar” la primera línea de playa urbana saguntina en 1.160 metros.
Se va aceptando, a trancas y barrancas, que la erosión de diez playas en la Comunidad Valenciana es un hecho que no se puede tapar por más tiempo, pues andan castigadas por el calentamiento progresivo del mar que las acaricia, besa, y hasta rompe y erosiona. El Mediterráneo, claro. Es una evidencia repetida, contrastada, sufrida. A la playa “urbana” porteña le afecta. A la del Grau Vell y de Almardà, parece ser que, todavía, ¿no? Quizá es que plantear de golpe las tres zonas puede suponer mucha tela y, quizá, demasiada “guita”; que no sé. En cualquier caso, parece ser que la Naturaleza está hasta los mismísimos de todos nosotros, y de otros depredadores, además de irresponsables dirigentes con poder, que no quieren aceptar lo que se les viene encima como consecuencias de sus esquilmadoras medidas, y de sus extracciones y contaminantes políticas no medioambientales que tengan en cuenta la supervivencia del planeta Tierra. De momento, lo tienen que “estudiar” en los impactos, altura de las olas, su dirección, topografía, fondos marinos, etc. Deberán tener en cuenta las propiedades e intereses, se supone, en juego. Así como, se me antoja, los votos a recaudar o perder. En todo caso, el manifiesto de intenciones habla de una nueva vía para la delimitación de lo que se ha venido en llamar «dominio marítimo-terrestre». Por mí, de acuerdo; siempre que, claro, nunca haya intención de privatizar posteriormente espacios públicos.
¿Hasta dónde llegará la intención ministerial si renuevan mandato electoral? ¿Qué pasaría si, como ocurrió en 2013, llega al poder el Partido que promovió aquella “Ley de Costas” que permitió seguir disfrutando de ampliaciones de tan cotizado espacio público? Veremos. De momento, a darle al “tarro”; a valorar pros y contras; a ver qué pasa con remodelaciones de paseos marítimos; qué ocurrirá con …Creo que acometer sólo la zona “urbana” del municipio se me antoja de limitada actuación. No hay más cera que la que arde y no sé en qué términos podrían estar pensando en modificar para una nueva modificación en los 1.160 metros anunciados. Hasta ahora, todo ha sido aplazar. «El mejor remedio de la ira es aplazar» dijo en su día Séneca. Se refería, claro, a la ira humana, porque la ira de un mar cabreado y embravecido busca espacio en donde descargarla y desahogarse, y puede hacernos tener que emigrar, por lo menos, del Garbí hacia arriba.
