Partitocracia

Viernes, 27 Enero 2023 21:08

Con demasiada frecuencia se acostumbra a medir la gestión pública de un ayuntamiento, autonomía o, incluso, el gobierno nacional, con los criterios de eficiencia que rigen en cualquier empresa. ¿Cuántas veces hemos oído decir: «a éste, en la privada, ya lo habrían mandado al paro»? Está claro que en la comparación está la medida, pero es un error utilizar los parámetros empresariales para valorar el día a día de la gestión pública. Téngase en cuenta que un buen político no tiene porqué ser un buen gestor, ni mucho menos. Otra cosa distinta es que, siendo conocedores de sus carencias, que no todos lo son, hayan tenido la inteligencia suficiente para rodearse de un equipo de gente competente, capaz de sacar adelante en tiempo y forma la gestión, en este caso, municipal.

Creo que es importante aclarar los conceptos. El gerente de cualquier empresa tiene como objetivo desarrollar una gestión de éxito que, sobre todo, haga crecer la actividad y proporcione beneficios. Sin embargo, un buen político es aquel que gana elecciones y copa parcelas de poder institucional, bien sea municipal, autonómico o nacional. Nada que ver. Hay que tener en cuenta que desde el momento en que se conquista una Alcaldía, pongo por caso, se gestiona un Ayuntamiento y un presupuesto municipal multimillonario, con todo lo que ello representa e implica, que no es moco pavo. De ahí que, para cualquier partido político sea lo más importante disponer de caballos ganadores. Que luego se gestione mejor o peor, es algo que se irá resolviendo en el día a día con la propaganda y el marketing político. El votante tiene memoria de pez.

Precisamente, una de las herramientas más eficaces de este siglo han sido las redes sociales, que permiten al político de turno transmitir, sin ningún tipo de filtro ni control, un mensaje directo al ciudadano, votante, administrado. ¿Se acuerdan de Trump y su cuenta de Twitter? Hay más ‘trumpistas’ de lo que parece, no solo en la derecha, en los sectores progresistas también. Aquí, en Sagunto, vemos cómo año tras año hinchan los presupuestos municipales sin ningún rubor o cómo anuncian una y otra vez inversiones que no se realizan. Precisamente, todas estas prácticas forman parte de ese trumpismo al que antes me refería.

Realmente, todo esto sucede porque, como norma general, tenemos unos políticos de muy poca calidad. Esto es debido a que los partidos, poco a poco, se han ido quedando huérfanos de gente válida, que se ha integrado en la vida civil y el mundo del trabajo; entretanto, las formaciones políticas centran su funcionamiento con criterios de lealtad al líder, de ahí que, cada vez, se observe un nivel más bajo en las instituciones, bien sea el pleno municipal o el parlamento español. Es lo que tiene la partitocracia.


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Modificado por última vez en Viernes, 27 Enero 2023 17:12
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