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José Manuel Pedrós García

Cuento Cuentos - MCB

Viernes, 13 Enero 2023 21:06

Aun a riesgo de ofrecer un corsé demasiado estrecho, o de ser rígido en la apreciación de una narrativa que supera los límites de esa realidad que circula por los entornos de lo fantástico, se podría decir que las palabras de María Cristina Berçaitz (sus cuentos) forman un entramado sólido, en el que los vocablos son solo la punta de un iceberg de dimensiones descomunales, porque lo que hay escondido en el fondo de esas aguas heladas son los sentimientos más puros, enraizados con una sensibilidad que la propia autora derrocha a caudales, los instala en sus personajes y forma con ellos una analogía metafórica de colores y formas, que permite comprender el funcionamiento de su percepción visual, o de su imaginación humana.

Tras haber concluido la lectura del libro Cuento Cuentos, voy a tener la osadía de introducirme levemente en una prosa que acabo de descubrir, y que me transporta a paraísos profundos, paraísos que podrían ser como el hallazgo del Génesis en mi infancia lejana, Las mil y una noches, en una adolescencia efervescente, en la que el Kama-sutra y el Ramayana querían ilustrar lo desconocido y lo prohibido; el misterio gótico de E. A. Poe y Lovecraft a mis quince años; la prosa poética de los cuentos de Juan Rulfo, o la magia profunda de Gabriel García Márquez, en una juventud que deseaba empezar a definir los conceptos más arraigados en mi interior.

La narrativa de Mª Cristina Berçaitz no es una narrativa al uso, no es una narrativa corriente, ni banal, hay mucha poesía envuelta en las palabras más sencillas; hay mucha materia humana; hay mucha profundidad, mucha hondura; hay mucha escuela, mucha dicción; hay muchas metáforas que nos adentran en esas descripciones que van más allá de lo puramente aparente, que nos embriagan, y que nos definen conceptos que la imaginación no es capaz de descubrir, salvo que fluya de la fantasía más elíptica, esa que forma una espiral que se concentra en el punto central: Ese punto donde nos quiere llevar la palabra menos austera y más florida de Mª Cristina.

Solo a título de ejemplo, podemos hablar de la exquisitez con que se trata la problemática de un caballo noble y trabajador, El manchado, metáfora viviente de lo mal que a menudo trata la vida a los más honrados. Bajo la luz de la luna y La leyenda de la princesa de Lamu exploran la nostalgia de esas epopeyas de culturas enigmáticas y lejanas, que nos atraen por ser tan dispares a nuestra propia cultura, y atraviesan y recorren nuestra imaginación más poderosa desde la incógnita del misterio, que viaja más allá de esos paisajes exóticos e insólitos, y se introduce, serpenteando, en meandros azules y arroyos helados.

¿Dónde está la timidez de Yamila, la asistente del doctor? Aquí Mª Cristina describe todas las circunstancias que llevan a una joven estudiante de sexología, que va a empezar a trabajar con un eminente profesor, a salirse por la tangente, recobrando unas pautas, que lejos de parecer sombrías, son cautivadoras.

Sin embargo, en Quizás en otra vida, nos muestra las amarguras de Lisa y Fabián, que hacen que tomen caminos opuestos, cuando todo finalmente les conduce al mismo lugar, extraño y macabro.

No puedo despedir estas palabras sin mostrar una enorme gratitud hacia este descubrimiento. Quizá ensambladas a través de un inmenso océano que nos separa, las imaginaciones y las sensibilidades se encuentran fusionadas, porque no hay nada más grato que el comprender las palabras de otra persona, y adivinar lo que se esconde detrás de ellas: Una pasión y una ternura que no ofrecen ninguna duda, y una humanidad que va más allá de lo establecido como común.


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