Adiós a los Belenes

Viernes, 23 Diciembre 2022 21:07

Era una costumbre navideña colocar los belenes en escaparates, y sobre todo en las casas. Cada uno en su modestia ponía su belén comprando las figuritas de barro y haciendo el portal con unas piedras o los más artesanos con maderas debidamente colocadas, así como ríos de papel de plata o con agua corriente los más avanzados. Hoy esta costumbre ha decaído y en nuestro pueblo sólo se conserva gracias a la asociación de antiguos alumnos de la escuela de aprendices, que recuperaron figuras del famoso belén que ponían en el salón parroquial de la Iglesia de Ntra. Sra. de Begoña, a las que han añadido todo un belén, de grandes extensiones en el que trabajan todo el año, creado por ellos mismos con innumerables figuras, muchas de ellas con movimiento, que hace las delicias de mayores y pequeños.

Pero como decía al principio este símbolo navideño ha sido sustituido por el árbol de Navidad, adornado con bolas, cintas, guirnaldas, luces, etc. Y que recordemos es una tradición, también cristiana, pues viene del obispo alemán Bonifacio, que en el año 723 se fijó en un pequeño abeto y lo vio como símbolo perenne del amor de Dios, lo adornó con manzanas (que simbolizaban las tentaciones) y velas (que representaban la luz de Cristo que viene a iluminar el mundo). Pero se ha perdido, la tradición de montar belenes en las empresas, asociaciones culturales, escaparates, etc. Y, según dice la historia, fue San Francisco quien, celebra la Eucaristía en la nochebuena de 1223 en una cueva del pueblo italiano de Greccio, y prepara una representación viviente de un pesebre con una mula y un buey, considerándose desde entonces como el origen del belenismo.

Como creo haber comentado en alguna ocasión yo sigo recordando con nostalgia el belén que montaba mi buen amigo Ernesto Corresa en la trastienda del comercio de alpargatería que tenían sus padres. Allí íbamos los amigos a ayudarle a confeccionar las montañas con tela metálica muy fina recubierta con escayola pintada, las casas del herrero, la fragua, etc. Y es que Ernesto estaba en aprendices y traía ideas del célebre belén que, como he dicho, ellos se encargaban de montar junto a la iglesia de Begoña.

Aunque aquella era nuestra aportación a la Navidad, hoy en día, seguimos celebrando la que vivimos en estas fechas, con los padres y madres reunidos en familia con sus hijos y los abuelos –jubilados como yo-, con la misma ilusión que tenían nuestros antepasados: recibir y adorar a quien viene ofreciéndonos su Amor para que lo sepamos administrar, nosotros también, en nuestro trato con los demás. Que así sea y con esta esperanza les deseo de corazón ¡Feliz Navidad!


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