El estrés

Viernes, 23 Diciembre 2022 21:05

Son muchas las cosas que nos producen estrés a lo largo de nuestra vida, y todas esas cosas están asociadas —según algunos que se declaran entendidos— a un envejecimiento del cuerpo humano en todas o en algunas de sus partes. Hay una leyenda que dice que María Antonieta, la reina de Francia, envejeció tanto en la noche previa al día en que la iban a decapitar, que su cabello se volvió blanco por completo. Esto, que, seguramente, es sólo una leyenda, hace que los expertos coincidan en que el estrés, sobre todo cuando es muy importante, o permanente, afecte poderosamente al cuerpo y a la mente.

Según esos expertos, el estrés constante hace que nuestro sistema inmunitario no nos proteja lo suficiente, y seamos más propensos a desarrollar o a contagiarnos de diversas enfermedades al bajar nuestras defensas.

El estrés hace, por ejemplo, que nuestra piel se altere, y que podamos desarrollar acné, psoriasis, dermatitis, eczema u otros trastornos, algo que en circunstancias normales no se daría.

Nuestro sistema digestivo sufre también, hasta el punto de que podamos tener gastritis, úlceras, cólicos, cambios en nuestro peso, incluso cáncer de estómago o de intestino.

Si no dormimos bien, una de las causas que pueden provocar el insomnio es el estrés. Las personas con un estrés permanente tienen el sueño muy ligero, se despiertan varias veces por la noche, es posible que tengan pesadillas o terrores nocturnos, y esto hace que durante el día puedan sentir apatía, ansiedad, dejadez, pereza, desaliño, incluso depresión.

El páncreas también sufre las consecuencias del estrés. Hace que se eleven los niveles de secreción de insulina, llegando a producir diabetes, obesidad y daños en las arterias en los casos crónicos.

En nuestro sistema reproductivo, disminuye la producción de testosterona y estradiol, reduciendo la fertilidad y el deseo sexual.

Las articulaciones y los músculos sufren dolores, inflamación, tensión y densidad ósea baja.

En nuestra cabeza, el estrés afecta provocando dolores, mareos, ansiedad, enojo, falta de energía, depresión y ataques de pánico.

En los casos de miedo o mucho estrés aumenta la adrenalina, y esto produce reacciones fuertes en el cuerpo: Se acelera el corazón, hace que respiremos muy rápidamente (hiperventilación), incluso podemos caer en desmayos, tener un infarto o un derrame cerebral, sin contar con algo tan básico como es el aumento del colesterol.

Nuestras relaciones sociales se pueden ver también afectadas. Es probable estar de mal humor, o enfadado, o triste, o deprimido. Incluso podemos llegar a querer aislarnos y no ver a nadie.

Todavía podríamos enumerar otras muchas cosas que produce el estrés, esa dolencia que nos afecta tanto a todos en nuestra sociedad, en la que la prisa por llegar siempre a cualquier sitio nos acelera de tal forma, que lo que podría ser una bendición, por todo lo que poseemos, se convierte en una maldición bíblica, que ataca a todas las partes de nuestro cuerpo.

Estamos cerca de Navidad, las comidas con nuestros familiares son más copiosas de lo habitual, y esto no es bueno tampoco para nuestro organismo, pero por encima de todo eso, nuestras relaciones familiares hacen a menudo que discutamos por cuestiones que no tienen mayor trascendencia, sobre todo cuando los efluvios de la cerveza, el vino o el champán son mayores de lo habitual, y ese estrés que nos puede producir todo eso, ya vemos que no nos va a beneficiar en absoluto.

Felices Fiestas.


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