A menudo los humanos, cuando disfrutamos de algo, por ejemplo, la salud, no solemos ser conscientes del bien que poseemos. Normalmente, si eres joven y sano, no te paras a reflexionar acerca de tu suerte y disfrutas inconscientemente de los dos bienes más preciados que un ser humano pueda alcanzar a poseer. Se suelen valorar las cosas cuando se pierden, no antes.
Hoy toca hablar de una notable pérdida. A Palmira Benajas, nuestra locutora de cabecera, nuestra acompañante a través de las ondas durante largos años, se la llevan ascendida a Castellón. La felicitamos efusivamente y nos alegramos por ella, aunque esto no nos evite un cierto dolor a sus oyentes saguntinos. La vamos a echar mucho de menos.
Durante muchos años las gentes de nuestra comarca hemos disfrutado de la cercanía de una emisora que, gracias a los profesionales que allí trabajan ha conseguido convertirse en nuestra voz, ser una más de nosotros. Onda Cero Sagunto posee el prestigio que ellos, sus trabajadores, sus profesionales le han dado, que no es poco. Y esto es así porque, al final, toda empresa es o termina siendo lo que sus trabajadores son.
En el caso de Palmira no es exagerado decir que siempre ha sabido conjugar la permanencia y cercanía de su familiar voz con la empatía, en unos casos, y la simpatía en otros, que traslucían sus entrevistas. Recurría con frecuencia al humor, aunque sus entrevistas, editoriales o comentarios los realizaba con la seriedad que convenía en cada caso. A diferencia de otros populares y celebrados compañeros a nivel nacional, Palmira realizaba siempre sus entrevistas de un modo muy profesional, haciendo en cada momento las preguntas pertinentes, facilitando que las personas entrevistadas expresasen a su gusto y forma aquello que hace o pretende hacer. Jamás he observado en ella ánimo de machacar o dejar en mal lugar a ningún entrevistado, deporte que practican la mayoría de los periodistas en este país, no solo los de la cadena Atresmedia, sino también todas las demás, incluyendo la TV1, el canal que pagamos todos los contribuyentes, ese en el que la mayoría de sus contenidos provocan vergüenza ajena.
Pero dejemos las quejas y denuncias para mejor ocasión y centrémonos en despedir a Palmira como se merece: Seguro estoy de que en estos momentos represento a la mayoría de los que la hemos seguido durante años, al enviarle un cariñoso aplauso por la labor realizada y deseándole mucho éxito en el desempeño de su nuevo trabajo. Por otro lado, toca también felicitar a sus compañeros, los que aquí se quedan, pues aunque el listón haya quedado muy alto, ellos son parte sustancial de ese extraordinario equipo que lo ha logrado. Estoy seguro que sabrán mantener los niveles alcanzados.
